Llevo toda la mañana analizando lo que siento, Amo. Por fin hemos tenido una semana seguida coincidiendo juntos. Aunque eso te ha supuesto trabajar siete días seguidos de noche... Yo no sé si habría aguantado. Espero haber sabido cuidar de ti como te mereces... Tú eres de los míos... si estoy cansado o tengo un mal día.. mejor no me des mimos... con que estés cerca y me dejes tranquilo es suficiente. Me das más sin hacer que haciendo.
Mi mal día lo tuve ayer. Todo me salió al revés. Hasta me enfadé con un amigo por una tontería. (Jo, perdóname Cifu... te quiero mucho). Saber además que era el último día de nuestra semana, se me hizo un mundo. Me habrían hecho falta seis noches más... pero tú estarías medio muerto... y así es imposible que funcione el morbo. Cansancio y morbo... incompatibles, verdad?
Me ayudó mucho abrazarme a tu pierna mientras veíamos la película. De vez en cuando acercaba la cara a tu rodilla y olía tu pantalón... hueles bien. Me excita mucho tu olor. Te acariciaba el tobillo, te colocaba despacio el calcetín, se te queda marcada la goma y eso no es bueno para la circulación, te acariciaba el zapato y jugueteaba con las costuras y los cierres... ya ves, me sentí afortunada. No tenemos el despliegue de sesiones y la explosión de golpes y reventones del principio... pero no pierdo la esperanza, como buena perra sé esperar. Estar así también me parece un privilegio. Y te lo agradezco.
Eso sí, el miércoles fue brutal... jeje... echaba de menos el trato duro y me hiciste sentir tu puta de nuevo. Estrenaste mi pelo rojo fantasía... recién teiñdo, como ordenaste. Tiraste bien duro arrastrándome para llevarme a donde querías...
Luego vinieron los golpes, los insultos y la orden de hacerte un buen trabajo... para lo que he nacido y por lo que me mantienes caliente cada día. Ahogarme hasta el límite... llevarme a mi mundo y disfrutar del dolor...
Qué gran momento.
También tuvimos nuestro momento tiernito eh?
La noche que vimos Hancock fue especial. Al menos para mi. Parece mentira pero esa peli viéndola contigo me hizo sentir el cosquilleo del estómago durante un tiempo. Nos vi reflejados el la relación entre los dos protagonistas, el amor a distancia, la decisión de existir separados para mantener uno su fuerza, el otro a su familia... Ains. Qué moñas soy... jajaja!
Y aquí sigo... buscando en mis interiores qué es este cosquilleo que tengo dentro y que me saca esa media sonrisa viciosa de... joder como mola ésto. Y creo que sé que lo es.
Es un profundo y visceral agradecimiento, no sé bien si es por mi condición de sumisa, o como Laura hacia un compañero de morbo.
Sabes el enorme trabajo que supone pedirle a tu pareja que te satisfaga ciertos placeres, fetiches o fantasías...? A mi me ocurre constantemente contigo. Aun a estas alturas hay veces que quiero cosas y no te pido por si me dices que no. Tampoco quiero parecer de esas sumisas que les dicen a su Amo qué, cómo y cuándo. Me parece ir en contra de la propia esencia de la sumisión. Gran parte del placer de darte a otra persona es el hecho de perder el control, desconocer lo que va a ocurrir, ni cuándo ni en qué medida, lo que a veces choca con el propio deseo. Así me ocurrió uno de los días, empecé a fantasear durante toda la tarde con lo que me haría si yo fuese tú y tuviera por delante una noche de vicio y morbo.... me calenté yo solita... en mi mundo... feliz entre varas, porras, palas y moratones... Precisamente el día que me despachaste rápido por la visita del inspector.
Qué se hace? Yo de momento comerme las ganas y obedecer... y masturbarme en mi casita como si no hubiese un mañana. Jajajaja! (Por cierto, gracias por el orgasmo. Fue brutal).
Ves? A eso me refiero. Hasta en los casos en los que no hay sesión, ni dolor, ni sexo, siento que no quiero estar en otro lugar que junto a ti. Y vuelvo al día de ayer, te observaba desde mi sitio, sentada en la moqueta, pegadita a tu pierna, y tú concentrado en tu película, en tus pantallas de seguridad, en tus informes y disfrutando de la cena que te preparé (Recordatorio... el apartado de cenas en el diario) y me sentía agradecida por hacer realidad mi fantasía, mi sumisión, que te sientas cómodo teniendo a una perra permanentemente caliente a tus pies, jugueteando con tu zapato y llamándote mi Amo, a la espera siempre de ser reventada de nuevo a golpes.
Gracias por esta semana.
Te quiero.