arween y el sexo

Es curioso ver cómo desde que soy practicante de BDSM el sexo convencional (llamando así a la penetración pene-vagina) no sólo ha pasado a un segundo plano, sino que se ha convertido en algo esporádico a lo que recurrimos como por capricho. Ni siquiera como una práctica más. 

En el caso de Amo supongo que le resultará más placentero el sexo oral (Ahí he de reconocer que no se me da nada mal, jeje...) y en mi caso por la particularidad de mi vena masoquista.

La verdad, hablando con la gente, a pocos les ocurre como a mí. Y es que cuando me excito siento como si, de alguna manera, mi piel se durmiera, dejo de sentir el tacto como lo hago normalmente. No noto las caricias, los lametones en los pezones... ni las presiones de las manos, necesito que me pellizquen fuerte, que me presionen y me muerdan para notar de verdad que me tocan. 

Con el sexo vaginal me ocurre igual. Una vez que estoy lubricada apenas siento nada. Bueno, salvo en en el caso de uno de los chicos con los que estuve, tenía la particularidad de tener una polla fina, pero lo suficientemente larga para darme justo en el punto g, pero sólo ocurría si estaba muy excitado y si yo me sentaba encima, lo que ocurría muy de vez en cuando. Acababa siendo una lotería y una pequeña frustración diaria... Me limitaba a fingir y si ese día tocaba orgasmo lo disfrutaba como si fuera un postre de navidad.

El caso es que he descubierto que al estar tiempo sin practicarlo mi vagina se cierra, así que, si tras unos meses sin practicar sexo de pronto me mete Amo su polla, se tensan tanto mis carnes que provocan dolor... Y eso sí que lo disfruto. 

Como me ocurrió la otra noche.

Tras cenar (esta vez le hice pollo asado con una super salsa de bacon y especias, con patatas. Si... lo se, llevo años diciendo que voy a hacer un apartado de comida...) y mientras le lamía los pezones, Amo me preguntó qué quería que yo le hiciese. Mi respuesta fue:

- Quiero follarte, Amo.

- Bien, y cómo quieres hacerlo.

 - Quiero sentarme encima de ti y follarte, Amo.

- Ven, sígueme, puta.

Fui tras él en silencio, me fue llevando por pasillos hasta una pequeña estancia en la que había un sofá.  Se sentó en él y comenzó a quitarse la camiseta. Por supuesto en cuanto vi el primer movimiento fui a echarle una mano y le ayudé a desvestirse.

- A trabajar, puta. Ya sabes lo que tienes que hacer.

Sonreí feliz. Sus pezones. 

Teniendo a Amo tan accesible me resultó super placentero lamerle. No había camisetas de por medio ni sillas con ruedas incómodas, Amo se recostó en el sofá con los brazos extendidos en el respaldo y yo me dediqué en cuerpo y alma a darle placer. 

Estaba excitada y mientras le trabajaba el pecho me contoneaba rozando mi sexo con su rodilla. 

- Que rico, puta... - susurraba Amo, yo me sonreía y seguía con mi labor.

De vez en cuando se acercaba a mi oreja y la lamía... Sacándome gemidos y poniéndome la carne de gallina. Luego metió su lengua en mi boca. Nos besamos y aproveché para sentarme sobre él y besarle con más intensidad. Adoro la lengua de Amo, me llena la boca y me pone cachondísima.

Así estuvimos un buen rato. De vez en cuando me separaba de sí y me abofeteaba duro, lo que me calentaba aún más.

- Te gusta, puta?

-Si, Amo... mucho.

Volvía a abofetearme más duro

- Que zorra qu eres... Te gusta así? -  Y suelta otro guantazo. Ese dolió de verdad. Gemí y me encogí.

- ... au.. Si, Amo...

- Cómeme la polla, zorra.

Me levanté de encima de él, me coloqué en el suelo, entre sus piernas abiertas y lentamente le fui desabrochando el pantalón, le quité los zapatos, los calcetines y finalmente lo tuve frente a mí desnudo, imponente y con la polla bien dura, mi plato favorito ante mí. 

A comer, puta.

Empecé a lamer suave, disfrutando del olor y la textura que tanto me gusta... y poco a poco fui metiéndomela mas adentro y con más ritmo. De vez en cuando echaba una mirada hacia arriba. Amo estaba con su cabeza hacia atrás gozando como en un baño caliente.

Tras un par de minutos me dio la orden que tanto ansiaba.

- Métete mi polla.

Sonreí triunfante, me coloqué de pie, me desnudé tranquila y me senté sobre él.

Madre mía. Sí que tenía el agujero estrecho, apenas entró el glande note una tirantez muy fuerte en mi vagina. Au, gemí, Amo sabe de mi situación y sabe que disfruto del dolor... así que no lo dudó y empujó sus caderas entrando con fuerza en mi. La reacción no se hizo esperar, solté un quejido largo y agudo, Amo siguió empujando hacia arriba, y yo sentía quemarme por dentro. 

Poco a poco, embestida tras embestida, el estrecho agujero se fue haciendo al tamaño. Paró la tirantez, aunque no el zumbido del dolor, empecé a moverme y a besar a Amo, lo abrazaba mientras subía y bajaba, sintiendo un placer indescriptible... 

Amo lleva su boca a mi oreja y me susurra la orden.

- Córrete, puta.

Obediente arween, dejé salir las sensaciones... los olores, el calor de la piel desnuda del Amo... Y me llegó un intenso orgasmo.

- Gracias... - le dije sonriéndole  

 Seguí moviéndome sin dejar de mirarlo a la cara... cómo puede este chico excitarme tantísimo...?



Agarra mi correa y tira fuerte de ella, provocando que el collar me ahogase, cada vez más, y yo sin parar de moverme arriba y abajo, entrando y saliendo... Me quedo sin aire... me aprieta mucho. Recuerdo mentalmente mi seña de seguridad por si acaso, pero no suelto la tensión ni me quejo, al contrario, le sonrío con malicia... que cabeza sádica tienes Amo... cómo te quiero. De pronto me viene un intenso placer por el coño. 

- Amo... permiso... quiero correrme....

- Córrete.

Apreté con fuerza para dejar ir la tensión, Notaba mis ojos latiendo de la fuerza y veía lucecitas flotar sobre mí. Amo suelta la correa y me desmorono sobre él. Agradezco el orgasmo tras recomponer la respiración, Amo sonríe, y me ordena seguir con mi trabajo. 

Repetimos la experiencia más veces, todas ellas finalizando en orgasmo... La verdad es que ni sé los que fueron... De vez en cuando Amo tomaba la correa y con el extremo del mango azotaba mis tetas y mi cara, consiguiendo aumentar mi placer y por tanto intensificar el clímax.

Cuando ya no fui capaz de correrme más, agotada del ejercicio y exhausta de placer, al fin Amo me deja descansar.

- Cómeme la polla hasta que me corra.

Me levante feliz y con un gran escozor en mi coño. Así sí que mola follar, ves? 

Me coloqué entre las piernas del Amo, volviendo a mi trabajo inicial, Saboreando mis fluidos en él, me gusta mi sabor. Es interesante la combinación de sabores de Amo y el mío... creamos una buena mezcla jajaja!

Amo se fue excitando por momentos, Apretaba mi cabeza contra su pelvis llegando a mi tráquea y provocándome fuertes arcadas, tras unos segundos de presión me soltaba y volvía a respirar, acelerando mis movimientos de cabeza y lengua.

-Sii... puta, que rico la chupas... voy a correrme, puta de mierda...- Amo me insulta mientras vuelve a apretar mi cabeza metiéndome la polla nuevamente al fondo. Cada vez más violento, cada vez más duro. Hasta que tras un largo quejido de puro placer, Amo se corre en mi boca y se separa de mí.

- Buena chica. Traga - Me dice mientras me da golpecitos en la cabeza. Sonrío feliz y obedezco.

Nos vestimos los dos, y tal y como llegamos, salimos de la estancia, yo detrás de él componiéndome el pelo y colocando mi correa a la espalda, el juego que da el puñetero collar con la correa... qué buena compra hice jajaja!

Tras volver al sitio, él en su puesto y yo en el mío, en el suelo, seguimos viendo la serie, charlamos y seguimos hablando de nuestras cosas, de vez en cuando le sonreía y me abrazaba a su rodilla.

- Tú solo te corres una vez, Amo.

- Si, por?

- Porque no sabes lo que te pierdes...!

Nos reímos... Estaba feliz como un perro con dos colas.

- Bueno... a esperar otros seis meses - le dije burlona, saboreando mi ardor genital - No te importa?

Amo me mira cariñoso y sonríe.

- No pasa nada...


Al final se nos hizo tarde... Amo tenía su ronda y yo ya no debía estar ahí, asi que recogí y marché a casa, satisfecha de un muy buen polvo y una noche maravillosa con mi Amo... 


Me siento la mujer más afortunada del mundo. Gracias, Amo.


Te quiero