Se me volvió la tortilla. Correa.

El otro día hablando con Amo, hemos descubierto que tiene fetiche por los pelos de colores. No es algo nuevo. Llevo cambiando mi color desde que soy de su propiedad. Pero hasta ahora no era consciente de que era fetichista. 

Lo malo es que como me es difícil cambiar con la frecuencia que él quiere, tengo que utilizar pelucas. 

Hasta ahora tengo cinco:

La blanca con coletas tipo manga,

La morada

La verde, A la que tengo que cortarle el flequillo

La negra

La rubia, Que aún no estrené.

Estoy por que me llegue la azul, tengo ganas de probármela. Eso si. Todas son largas y super lisas.

- El único problema - Me comenta un día- es que no puedo tirarte del pelo mientras te follo a cuatro patas. Es lo que más me gusta del mundo.


Y ahí estuvo la zorda de arween maquinando cómo conseguir que su Amo pudiese satisfacer ese morbo.

Fui al día siguiente a la tienda de animales y me enamoré perdidamente de una correa azul y negra. De cuerda gruesa y pesada. Como para un Mastín o un Gran Danés, de un metro aproximadamente. 




Esa noche, al ir a servirle la cena me la enganché al collar y se la enseñé.

- La llevaré puesta todos los días, así cuando tengas ganas de usarme y lleve puesta una peluca podrás agarrar con fuerza de mi collar sin miedo a soltarme el pelo.

Amo duda al principio... Le parece una excentricidad. No recuerdo exactamente las palabras, pero me dijo algo como... ya te vale. Le sonreí pícara... me senté en el suelo y la dejé caer por mi espalda. Amo se cena su super hamburguesa mientras vemos un capítulo más de "Los 100".

Entre cerveza y cerveza Amo juguetea curioso con el mango de la correa y pega un ligero tirón hacia sí, haciendo que me desplace bruscamente. Comprueba que me pone cachondísima que lo haga y sonríe con malicia. 

- Bien. Me gusta la idea. Buena chica.

- Gracias, Amo.

Y ahí quedó la cosa. Yo feliz, Amo satisfecho y tres capítulos después... Pa casa. Directa y sin torcerse.

- Te quiero mucho, Amo.

- Más te vale, descansa.


Ayer fue cuando me llevé la sorpresa. El caso es que en algún momento, cuando la compré, me lo llegué a imaginar. Pero lo descarté enseguida. Nah. No lo creo, es demasiado duro... Pues no. Amo no entiende de durezas.

Lasaña de cena, cerves fresquitas y arroz con leche de postre. Por cierto. Mi 45 cumpleaños. La serie estaba en lo más alto. Tensión, guerras, alianzas y cuentas atrás frenéticas... Ataque inminente... Amo gira su silla hacia mí sin dejar de mirar a la pantalla, se sube el polo y abre las piernas.

- Ven, puta y haz tu trabajo...

Feliz me dirijo a donde me marca, comienzo lamiéndole los pezones, después con los pulgares húmedos, sin dejar de masajearlos, me arrodillo y bajo a por mi cena, que Amo ya ha sacado de de su pantalón.

No lo vi venir, mientras le comía la polla, con las manos en alto acariciándole los pezones,  noto que agarra mi correa de la espalda. De pronto noto en la zona alta del culo un dolor intensísimo que me paraliza. Amo me está azotando con el mango de la correa. 

- Sigue chupando, puta. 

Continuo mi labor con mucha cautela. De fondo los gritos, la música épica a todo trapo. Amo descarga con fuerza sobre mi culo tres azotes más... comienzo a temblar. Sin sacarme la polla de la boca grito de dolor y agarro con fuerza los brazos de la silla.

- Esas manos.

Me lamo los pulgares y los vuelvo a llevar a sus pezones sin dejar de gemir y llorar., tengo mucho susto. No me esperaba aquel dolor. No me da tiempo ni a empezar porque otra descarga hace que me tiemble el cuerpo y lleve las manos al culo. Ya ni chupo. Solo mantengo la polla de Amo en la boca... No puedo asimilar más que el dolor. Amo no deja de azotar con fuerza. En mi cerebro empieza a formarse la palabra de seguridad. El siguiente golpe si es tan duro la digo.... Amo vuelve a golpear... me encojo y grito. Es insoportable. Estoy en mi límite.

Mi cerebro me grita. Vamos puta, lo sabias!!. No! No imaginé que dolería tanto!!. Aguanta, porque fue idea tuya. No puedo más!!! Claro que puedes. MMMHH!!!

Tras no sé ni cuántos, que se me hicieron mil, Amo deja de azotar... Me cerebro descansa unos segundos. Recuerdo que tenía un trabajo que terminar. Vuelvo a succionar, activo mi boca y mi lengua... Los pulgares vuelven a los pezones. La máquina de comer pollas se reactiva.

Poco me dura el placer. Amo vuelve a cargar, esta vez sobre la espalda.

Dioooos... Es más duro aún que el culo. Ya no paro de temblar. 

Mira, puta. Me dice mi cerebro. Pareces un vibrador. Me río para mí... como puedo estar haciendo chistes en un momento así.

- Chupa, puta! - Amo me saca de mi mundo.

Vuelvo a mi trabajo. Amo se recuesta en la silla y por fin deja de azotarme. Ahora si, Amo Gracias por parar... El fresquito en mi coño me avisa de que estoy empapada y me felicito a mi misma por haber aguantado. Merece la pena, si señor. Casi estoy deseando que vuelva a golpearme... Pero me cuido mucho de proponer nada.

Estoy feliz. Amo cada vez aguanta más y me deja disfrutar de su polla. Podría estar así toda la noche, me encanta. 

De vez en cuando tenía que mover las piernas para activar la circulación, se me dormían. Y me humedecía varias veces los pulgares. Cada vez mi saliva es más espesa, al llevarme la polla de Amo hasta el fondo, y el placer en los pezones aumenta con la lubricación. Me siento tan a gusto...

De fondo deja de sonar la batalla. comienzan los tambores... Ha debido de terminar el capítulo. Amo se levanta y me hace abrir la boca. Se masturba unos segundos con rápidas sacudidas y se corre.

- Traga puta.

Ayudo a Amo a componerse en uniforme y vuelve al asiento. Estoy exhausta. Dolorida y satisfecha... Qué buena idea tuve al comprar aquella correa. No pienso quitármela nunca. Jajaja!