Tu mejor virtud... Reflexiones


Dicen que tu mejor virtud coincide con tu peor defecto. 

Estas últimas semanas he tenido que obligarme a recular un poquito a mi sitio como sumisa del Amo Sauron. Supongo que el tiempo que llevamos juntos y nuestra ya consolidada rutina me habían levantado ligeramente del suelo y había comenzado a volar sin control. Es increíble la capacidad que tengo para soñar y pirarme a las nubes...

También hizo bastante el dejar de hablar de "mi Amo" (estoy más separada de lo que me gustaría de los grupos de morbo y del porno BDSM) y comenzar a hablar de mi chico, o hablar sobre él con mi familia (ya lo ha conocido mi madre, es para escribir un capítulo aparte jajaja!!), todo eso también me llevó a volar demasiado cerca del sol... Y me quemé.

A ver, sé dónde me metía desde el principio, no ha cambiado nada. Amo tiene una vida, una familia y además, una perra. Siempre fue así y siempre me ha parecido bien.

La verdad es que he reflexionado mucho desde lo que yo llamo el "ostión de realidad", he vuelto a las preguntas básicas, qué busco en él, qué espero de él, qué me aporta y a qué estoy dispuesta a renunciar por mantenerlo a mi lado.

Ahora con la perspectiva de la edad y habiéndose suavizado ya la fiebre del descubrimiento de mi yo masoquista, veo que, a lo largo de mi vida, he mantenido relaciones desiguales. No de poder, porque nunca (hasta José Ángel) he dejado que un chico me marque el terreno, más bien han sido relaciones descompensadas, quiero decir, que me he dado más que lo que recibía a cambio. Yo me iba adaptando a mis parejas para sentirme querida y nunca pedía, sino que me conformaba con lo que recibía, estuviera o no compensado. 

Soy de naturaleza cuidadora y voluble, mi instinto me pide cuidar y adaptarme a quien tengo al lado, bien sea una mascota, una planta o una persona. El problema es que hasta ahora no he tenido control sobre ello y no tenía medida. 

Baste de muestra un botón. Tengo muchas plantas en casa, tanto dentro como fuera, en la terraza. Adoro tener plantas, las cuido con mimo, observo las plagas, compruebo que cada una tiene luz suficiente, o si están a la sombra cuando lo necesitan... su floración y temperaturas... Y sin embargo no puedo mantener vivas las de secano. Se me mueren siempre por exceso de agua, las ahogo. No soy capaz de ver una planta con la tierra seca sin volcarle aunque sea el vaso de agua que me estoy bebiendo en ese momento.

Si lo extrapolamos a mis relaciones de pareja o a mi convivencia con compañeros de piso veo que me ha ocurrido lo mismo. Tiendo a cuidar en exceso. No en un nivel controlador o de mimos (no me considero una persona mimosa) sino de atención y de hacerle a la otra persona la vida más cómoda, siendo más generosa de lo que debería.

No me doy cuenta al principio, me doy cuenta cuando ya estoy saturada y soy yo la que necesita cuidados. Esa es otra de mis carencias. Nunca pido ayuda, ni física ni sentimentalmente hablando. Yo ayudo a arreglarse a los demás, pero me arreglo sola cuando me rompo.

Ese ha sido el gran defecto en mis relaciones. Mis compañeros de piso, novios, ex marido... han acabado asumiendo que les cuido porque soy feliz haciéndolo. Cuando pasan los meses, los años y mi afecto y "generosidad sentimental" se mantiene, se acomodan en ese estado y lo extrapolan (vuelvo a reiterar que por mi falta de comunicación) a todos los ámbitos de la vida. El problema surge cuando por cualquier circunstancia yo he dejado de atenderles y he prestado atención a otra persona, cosa, problema... Entienden que les falto al derecho de ser cuidados y reclaman su parcela. Yo me saturo y huyo por el camino más directo que encuentro, dejando a la otra persona sin saber qué cojones ha ocurrido y provocando rupturas traumáticas y dolorosas.

Por eso, cuando empecé mi relación con José Ángel intenté, por un lado sacar todos aquellos morbos escondidos que mi cuerpo y mi cabeza gritaban por salir, y por otro, buscar una relación que me permitiera mantener una distancia emocional prudencial para no saturarme y poder alargarlo en el tiempo todo lo posible. Era el chico perfecto. Sin estereotipos de pareja, sin ataduras emocionales, sin responsabilidades familiares y lo más importante para mí, con un contrato de por medio.

Parece una tontería, pero para mí, el contrato me ayuda a marcar mis límites. Soy puta del Amo Sauron. Él es mi prioridad (pero especifico las excepciones: familia y trabajo). Delego toda iniciativa sexual y afectiva, lo que me evita un montón de preocupaciones y de agobios hacia la otra persona y mis ciento cincuenta millones de complejos. Puedo cuidar de él como me gusta, al cien por cien, porque lo necesito, tengo que tenerlo en mi cabeza en cada cosa que hago, al levantarme es mi primer pensamiento y el último al final del día. Pero siempre tengo mi parcela donde guardarme. Mi casa, los gatos, el bricolage y el escribir, los grupos de morbo... Así compenso y me equilibro.

Estas semanas estamos coincidiendo más días seguidos, lo que implica centrarme en él más tiempo. De hecho, le dedico casi todo el día. Por la mañana prepararme para él, hacer compra, cocinar y prepararle los tuppers para las tres cenas (una a las ocho, otra a las 11 y el batido de la madrugada). Tenerle cerquita durante la jornada laboral y luego mi momento preferido, mis dos o tres horas de felicidad absoluta por la noche, a sus pies, charlando, riéndonos y viendo pelis. Tengo todas las papeletas para, a la primera brizna de aire de primavera que pase, volver a remontar el vuelo. Intentaré controlarlo. La correa bien prieta, puta. Que te vuelves a las nubes. Tú a tu sitio. 

Es duro asumir que ciertas cosas no van a ocurrir nunca entre nosotros. Es un sacrificio que, a corto plazo uno dice... no pasa nada, se compensa con la felicidad de verse los moratones y las marcas de la sesión anterior, luego, con el paso del tiempo, requiere de un trabajo extra de interiorización y autoconvencimiento, y se hace duro a veces. Pero luego lo veo tras la jornada laboral, satisfecho y agradecido con lo que le cocino, veo que se siente a gusto y en confianza cuando charla conmigo, que me sonríe feliz cuando me ve llegar... y se me pasan todas las dudas.

Definitivamente soy la perra más afortunada del mundo.

Y aquí estoy yo, hablando sola y reflexionando conmigo misma sobre quién soy y a dónde voy.

Me sigue mereciendo la pena el esfuerzo de servir al Amo? Si

Estoy dispuesta a seguir sacrificando ratitos románticos de una relación en pareja? Si.

Me sigue excitando estar con Él? Mucho.

Me veo dentro de un montón de años a su lado? Sip.


Y ahora la conclusión final... La moñez del día, lo siento. jajaja!

Nah, esta es fácil. Que esto me mola mucho. Que tener un Amo (Y un amo como el que tengo, además) es lo mejor que me ha podido ocurrir en la vida. Y que hace falta de vez en cuando que me tiren de la correa para volver a mi sitio, aunque duela un poquito, porque es importante mantener el equilibrio en la Fuerza... 


Gracias por aceptar mis cuidados. Por dejar que te sirva. Hace tiempo que te lo dije... y lo afirmo hoy también. Si seguimos así, tienes perra para toda la vida.




Te quiero




Itadakimasu

Creo que he encontrado mi esencia como sumisa.

Supongo que las numerosas referencias que hago en el diario a la cultura japonesa, y en concreto a la figura de las Maiko revelan la tendencia de mi línea de aprendizaje como sumisa del Amo Sauron.

Si bien al principio mi papel de sumisa se centraba más en el plano sexual y masoquista, a medida que va pasando el tiempo interiorizo más la parte servil y de entrega espiritual.

Llevo tiempo queriendo escribir esta entrada en concreto. De hecho, la he escrito en mi cabeza cientos de veces, dándole forma y sentido a la gran revelación que me vino a raíz de un acontecimiento.

Me llegó al portátil una tarde de espera gracias a los algoritmos informáticos que inventan las cabezas pensantes de Netflix. 

Sugerencias para Laura: Maiko-san Chi no Makanai-san

Coño! Y esto??

Y mi vida se congeló durante nueve capítulos. 

Para los que aún no la han visto, Makanai-san es la historia de dos chicas, Sumire y Kiyo, de 15 años ambas, que viajan a Kioto para cumplir su sueño y convertirse en Maiko. Sus habilidades les llevan finalmente por caminos diferentes, pero siempre en el mismo sentido. Una continúa siendo aprendiz de Momoco, una afamada Maiko, y la otra como Makanai, cocinando para las chicas de la okiya.

Por supuesto, para entenderla en condiciones hay que verla en su idioma original (con sus inevitables subtítulos, de momento, aunque ya la he visto tantas veces que hay fragmentos que puedo verlos sólo en japonés).

Ya sólo escucharlas hablar me conmueve y me transporta a mi viaje al país del sol naciente, allá por el año 2005. Los pequeños giros de entonación del idioma, la complicidad infantil de las protagonistas y la seriedad y el respeto por cómo han tratado la serie me fascinaron desde la primera escena.

Pero lo que realmente me hizo explotar el cerebro fue precisamente el trabajo como makanai-san de la protagonista, kiyo. Se puede uno sentir unido desde lo más profundo de tu alma a un guiso?

Siempre he sentido el cocinar para alguien como un acto de placer que aúna lo cotidiano, lo más primitivo y lo ceremonial. Dar placer y hacer sentir emociones a quien disfruta de tu obra. Y es que yo lo veo así, una mezcla de sabores en su justa medida y unas texturas que crean pequeñas obras de arte efímero que transporta al comensal, conmueve y hace que se activen recuerdos en su interior.

Hay un antes y un después en mi vida de sumisa a partir de ver esta serie. He comprendido que se puede servir un cachito de uno mismo en un simple sandwich o un tartar de langostinos con aguacate. Solo hay que disfrutar de cada momento del cocinado, de los olores que desprenden los ingredientes y de cómo conseguir que cada elemento dé su mejor sabor, se integre y potencie a los demás elementos durante en el cocinado.






Da la casualidad de que además, en estos meses, el Amo ha decidido cuidarse y recuperar la musculatura que tenía de chaval, cuando competía en boxeo. (Es una de mis fantasías masoquistas, ser su saco de boxeo... Aaarrrr). Él va al gimnasio cada día y yo tengo el enorme privilegio de alimentarlo adecuadamente, según va necesitando comidas hipocalóicas o hiperprotéicas y alternando uno u otro régimen dependiendo de la actividad del día (de ésta me saco el máster en coaching alimentario para entrenamientos... jajajaja!)

He de reconocer que admiro su fuerza de voluntad, no sólo por el esfuerzo que supone perder tiempo de descanso (tiene turno de noche y duerme durante los ratitos que le dejan sus obligaciones familiares) en llevar el cuerpo al límite, además ha dejado el alcohol de golpe, y el primer mes hasta la sal. Y sólo bebe Acuarius sin azúcar. Increíble. Así que, mi forma de apoyar ese esfuerzo y su sacrificio, es aportando con lo que puedo en la cocina.

Ahora tardo un poquito más que antes en cocinar, dedico más tiempo en encontrar sabores que no le aburran, que sean curiosos y que, a pesar de no ser una hamburguesa o un chuletón con patatas fritas, tenga ganas de llegar al trabajo y abrir los tupper que le tengo preparados en la nevera del office.

Crema de espárragos, Brochetas de verduras asadas, ensaladas, pescados... Hasta compré plantas aromáticas, que cuido en mi terraza para tener siempre a mano. Voy a preguntarle esta tarde si me da permiso para colgar aquí sus dietas. 

En fin. Que me voy por las ramas. Que soy oficialmente la puta de mi Amo y su chef particular. Y me hace tan feliz...

Gracias, mi dueño, por dejarme experimentar estas sensaciones. 

Me quedo con un fragmento de la serie, donde Kiyo explica a Momoco por qué disfruta tanto de su trabajo como Makanai:



Tras prepararle un guiso de crema (Kurimushichu), Kiyo le sirve el plato a Momoko, ésta mira el plato y junta sus palmas inclinándose.

- Itadakimasu

Tras una primera cucharada, saborea y se yergue despacio, Kiyo la mira expectante, finalmente da su veredicto



- No es suficiente.

- El sabor??

- No, la ración

Kiyo se rie.

- No te preocupes, siempre hay más. - De pronto se le ocurre una gran idea - Para el segundo plato... Qué tal si le añado arroz, pongo queso encima y lo gratino..?

- Suena bien...

Kiyo vuelve a reir triunfante y corre a los fogones. Momoco sigue comiendo mientras pregunta:

- Parece que te estás divirtiendo. Hacer las comidas de la misma forma día tras día, Nunca te cansas?

Kiyo piensa su respuesta unos segundos.

- .... Camino por el mercado preguntándome qué hacer ese día, o tengo en cuenta la salud de todos y decido si la cena va a ser ligera o pesada.

- Ya.

- Incluso cuando compro pescado o verduras en la misma tienda, el sabor cambia un poco, según la temporada o el momento. Por eso, incluso usando la misma cantidad de condimentos, a veces sale un sabor inesperado. Por eso... Siempre digo "Hola, encantada de conocerte" antes de empezar a cocinar.

(Momoco piensa en voz alta y habla para sí) 

- ... Encantada de conocerte... Un momento Ichi-go Ichi-e

- Ichi-go.... i chi go... Cítricos!! Tengo que comprar cítricos!! Cítricos!!! - Corre a la nevera a apuntar en un papel de la puerta - Gracias!

- Podrías ser mi competencia... - dice en voz baja, pensativa.




Me parece que voy a volver a verla. Ya me entraron ganas... jeje.. 


Amo, siempre te lo digo, y cada día por un motivo diferente. Simplemente existiendo en mi vida estás haciendo que descubra partes de mí que ni conocía. Nunca dejaré de estarte agradecida por ello.


Arigato gozaimasu 



                Fuente de imagen, Japan and more. Enlace clicando sobre ella


8M MI COÑO ES MÍO, AUNQUE LO CEDA

 Aquí es cuando arween y Laura se dan la mano.


Ser mujer es lo más complicado del mundo... jajajaja!!!

No, hablando en serio. No concibo la sumisión si no es desde el amor y la aceptación de una misma.

Soy feminista? Por supuesto. Creo en la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

Llegar al 50/50? Por qué no? Aunque sin discriminación positiva. Sin imponer, desde la lógica y el respeto.

Tengo suerte. Mucha suerte, he nacido en una comunidad en la que puedo votar, estudiar, trabajar, comprarme una casa y decidir vivir sola e independiente. Y realmente es triste que sea la suerte la que determine si nazco o no con derechos, si voy a poder tener voluntad y sexo libre.

Por eso escribo. Porque puedo, porque desde mi posición de mujer libre debo hablar por las que no pueden.

Soy sumisa, pertenezco a mi Amo. Le he cedido el control de mi cuerpo y mi deseo. Pero no por imposición, sino por decisión propia y con un previo análisis personal:

- Soy feliz?  SI

- Me quiero? SI

- Me respeto y/o valoro como mujer? SI

- Necesito depender de alguien, anímica, económica o laboralmente? NO

- Puedo dejar esta relación cuando quiera? SI

- Confío plenamente en mi compañero/ Amo? SI

- Me satisface mi nueva condición de sumisa? MUCHO

Lástima que solo haya un día al año en que salgan todos estos temas a la luz, confío en que pronto no necesitemos una fecha para salir a la calle a que nos escuchen

Quisiera desde esta plataforma, y precisamente desde ésta, poner voz a todas esas sumisas que no lo eligieron, todas esas que sufren golpes, azotes y vejaciones y no lo pidieron, todas esas mujeres que son tratadas como inferiores sin juego sexual de por medio, y están encerradas sin consentimiento.

Por las mujeres, con las mujeres, para las mujeres. Este año no se convocó la huelga... pero hoy, como cada año saldré a la calle y gritaré por mí y por todas aquellas que no pueden gritar.

Un abrazo a todas.