"Nine Degrees of Submission" Reflexiones


Hace unos días cayó en mis manos una lectura interesante. Una relación de tipos de sumisos según el grado de implicación en la relación D/s.

Según fui trasteando vi que era un artículo de Diane Vera, de 1984, que está incluido en el libro The Lesbian S/M Safety Manual publicado en 1988 por Pat Califa y que puedes descargar en pdf pinchando en la imagen.




El texto (traducido de google) es el siguiente:

Dentro de la subcultura S/M, diferentes personas usan las palabras "sumiso" y "esclavo" para significar muchas cosas diferentes. Cuando los sumisos dicen "Quiero ser tu esclavo", a veces solo quieren decir que quieren ser atados y azotados. 

Muchos dominantes profesionales se refieren habitualmente a sus clientes (normalmente no muy sumisos) como "esclavos". En el otro extremo, hay personas que quieren ser sirvientes personales a tiempo completo y que realmente quieren existir únicamente para el uso, placer y conveniencia de su "dueño". 

Y hay muchos matices entre estos dos extremos. Para ayudar a resolver la confusión causada por los diferentes usos de las palabras "sumiso" y "esclavo", he hecho la siguiente lista de nueve grados de sumisión, ordenados en orden de menos sumiso a más sumiso. 

Tras esto enumera los nueve tipos de sumisos (los cuales añado al final del post por si alguien quiere leerlos todos) y acaba con una conclusión:
La lista anterior no pretende ser una clasificación rígida. La mayoría de las sumisas no entran claramente en una de mis categorías; todavía hay más matices en el medio. (Por ejemplo, un esclavo residente con un trabajo externo remunerado sería de categoría 7 1/2). Además, el mismo sumiso puede alcanzar diferentes grados de sumisión con diferentes dominantes.
Mi lista está destinada simplemente a mostrar la amplia gama de diferentes significados posibles de las palabras "sumiso" y "esclavo". En la subcultura S/m la mayoría de los "sumisos" buscan escenas en las categorías 1 a 3, mientras que la mayoría de los dominantes que conozco (incluido yo misma) buscan esclavos en las categorías 6 y 7. 

La verdad, visto con la perspectiva del tiempo, y considerándome una novata aún en este mundillo del BDSM, creo que, salvo el concepto "esclavo" al que se refiere la autora, lo demás me ha parecido bastante fiel a la realidad actual. Me muevo virtualmente en varias comunidades bedesemeras y me he encontrado con gente a la que veo reflejada en cada rol. Por supuesto no es un concurso a ver quien es mejor que quien, sino una clasificación más bien de tipos de sumisión.


El otro día comentaba con Amo que yo me veía identificada con el numero siete. Aunque no me considero esclava, pues si bien estoy sometida al amo dentro y fuera del juego sexual, y ahí si podría sentirme como tal, tengo libertad a la hora de relacionarme con la gente, amigos de morbo, compañeros de trabajo y familia. Eso si, a pesar de mi vida personal aparte del Amo mi prioridad es siempre él. Me excita sentirme propiedad de alguien desde que me levanto por las mañanas hasta que termine mi día, haya tenido contacto con él o no. Disfruto obedeciendo, cumpliendo sus deseos y sus instrucciones, aprendiéndome sus prioridades y sus caprichos: El queso azul en la hamburguesa, El tabaco con el filtro mentolado, el color negro del pelo con los mechones morados, y la sal gorda con el chuletón. (Por cierto, tengo que comprarla ahora que vaya al super). Y me gusta mucho que lo haga, siempre dice... "Muy bueno. Pero para la próxima...", jeje... yo sonrío y le digo, "Apuntado". Él remata con "Buena chica" y yo me muero de amor... jeje... Si es que soy mu fácil!!

Para mí los matices para mejorar que me propone Amo suponen nuevos retos y una manera de mantener mi cabeza pendiente de él.

La última fue con las croquetas... Su valoración fue: "No están nada mal... para haberte demorado tres días". Jajaja! Que desastre... Pero lo conseguiré. Me saldrán las mejores croquetas de amo de la historia.

Mañana coincidiremos en el trabajo. Tras mi rezo matutino, en que le deseo un maravilloso día, me ducharé a conciencia (arween siempre limpia por dentro y por fuera), me depilaré y me retocaré las uñas, Compraré las cerves y el tabaco y le haré la mejor cena del mundo, esta vez creo que le llevaré un chuletón con patatas asadas. La última vez se me quemaron y quiero arreglar mi metedura de pata. Últimamente se me olvida cocinar con el collar de perra al cuello. Será por eso que no me salen bien las cenas?

Estoy deseando verle y sentarme a sus pies a ver una serie. Y soñaré con que me mire y me diga... "Ven puta y haz tu trabajo".


Hasta mañana, Amo. Descansa.


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Cito aquí el artículo completo:



Nine Degrees of Submission


by Diane Vera


Dentro de la subcultura S/M, diferentes personas usan las palabras "sumiso" y "esclavo" para significar muchas cosas diferentes. Cuando los sumisos dicen "Quiero ser tu esclavo", a veces solo quieren decir que quieren ser atados y azotados. 

Muchos dominantes profesionales se refieren habitualmente a sus clientes (normalmente no muy sumisos) como "esclavos". En el otro extremo, hay personas que quieren ser sirvientes personales a tiempo completo y que realmente quieren existir únicamente para el uso, placer y conveniencia de su "dueño". 

Y hay muchos matices entre estos dos extremos. Para ayudar a resolver la confusión causada por los diferentes usos de las palabras "sumiso" y "esclavo", he hecho la siguiente lista de nueve grados de sumisión, ordenados en orden de menos sumiso a más sumiso. 

(Como soy una mujer bisexual dominante, me referiré a las dominantes como "ella" y a las sumisas como "ella / él", pero la siguiente categorización también se puede aplicar a personas S/m de otras orientaciones de roles de género).


1- EL MASOQUISTA NO-SUMISO (KINKY SENSUALIST). No está dentro de la servidumbre, humillación o abandono del control; solamente le gusta el dolor o la sensualidad picante, en términos propios del masoquismo y para el placer directo del masoquista (por ejemplo movido única o principalmente por su propia sensación corporal más que por ser usado para el disfrute sádico de su compañero)


2- NO-ESCLAVO, PSEUDO-SUMISO. No entra en el juego de la "esclavitud", pero le gusta jugar al rol de "sumisión", por ejemplo: Juegos de profesor de escuela, infantilismo, travestismo forzado. Por lo general dentro de la humillación, pero no de la servidumbre, incluso en el juego. Dicta la escena en gran medida.


3- ESCLAVO DE JUEGO PSEUDO-SUMISO. Le gusta jugar a ser un esclavo, le gusta sentirse subordinado e incluso puede en algunos casos gustarle sentirse usado para satisfacer el sadismo de su compañero; puede incluso servir al dominante en> algunos sentidos, pero solo en los términos decididos por el esclavo. Dirige la escena en gran medida, a menudo fetichista (por ejemplo los adoradores de pies).


4- VERDADERO SUMISO NO-ESCLAVO. Realmente cede el control (solo temporalmente y dentro de los límites convenidos) Pero alcanza su satisfacción en la sumisión a otros más que sirviendo o siendo usados por el dominante. Usualmente se enciende con el suspense, la vulnerabilidad y el ceder la responsabilidad. No dirige la escena salvo en términos muy generales, pero busca su propio placer también (más que alcanzar el placer en el placer del dominante)


5- VERDADERO SUMISO QUE HACE DE ESCLAVO. Realmente cede el control (temporalmente, solo durante escenas y sin límites) y alcanza su satisfacción en servir / ser usados por su dominante pero solo con fines de diversión, normalmente eróticos. Puede no gustarle el dolor. Si le gusta, se enciende con el dolor de forma indirecta, por ejemplo: le gusta ser un objeto de su compañero sádico, y pone muy pocos límites o exigencias.


6- NO COMPROMETIDO A CORTO PLAZO PERO MÁS QUE SEMI-ESCLAVO DE JUEGO. Realmente cede el control (generalmente sin límites), quiere servir y ser usado por su dominante, quiere ofrecer servicios prácticos eróticos y no eróticos pero solo cuando está de humor. Puede incluso actuar como un esclavo a tiempo completo digamos que por unos días, pero puede abandonar en cualquier momento (o al final del tiempo acordado) Puede o no tener relaciones largas con el Amo de otro, pero, del mismo modo, el esclavo tiene la última palabra sobre cuando servirá.


7- ESCLAVO A MEDIA JORNADA PERO VERDADERO. Tiene un compromiso adquirido en una relación Amo/esclavo y se considera como la propiedad del dominante en todo momento. Quiere obedecer y complacer a su Amo en todos los aspectos de su vida eróticos y no eróticos. Dedica la mayor parte del tiempo a otros compromisos (por ejemplo: trabajo) pero su Amo es lo primero en su tiempo libre.


8- ESCLAVO A JORNADA COMPLETA. Dentro de nada más que unos límites y exigencias amplios, el esclavo solo vive para el placer del dominante. El esclavo espera a cambio ser considerado como una posesión estimada, no muy diferente al ama de casa tradicional pero dentro del mundo de S / M la posición tiende a ser totalmente consensual, sobro todo en el caso del esclavo masculino. Dentro del mundo de S / M el acuerdo del esclavo a tiempo completo es establecido de una forma explícita, siendo consciente de la magnitud de esto, con más conciencia de los peligros posibles, y de la magnitud de la cesión de poder y normalmente se asume más cuidadosamente, con mayor conciencia de los peligros y con acuerdos más claros y específicos que los adoptados en el matrimonio tradicional.


9- ESCLAVO TOTAL SIN LÍMITES. Una fantasía ideal que probablemente no existe en la vida real (salvo en los cultos religiosos autoritarios y otras situaciones donde el consentimiento es inducido por el lavado de cerebro de la presión social o económica y así no es totalmente consensuado) Unos cuantos puristas de S / M insistirán en que no eres realmente un esclavo salvo que hagas todo lo que tu Amo desee, sin límites de ningún tipo. Me he encontrado alguna gente que dicen ser esclavos sin límites, pero dudo mucho que lo sean.


La lista anterior no pretende ser una clasificación rígida. La mayoría de las sumisas no entran claramente en una de mis categorías; todavía hay más matices en el medio. (Por ejemplo, un esclavo residente con un trabajo externo remunerado sería de categoría 7 1/2). Además, el mismo sumiso puede alcanzar diferentes grados de sumisión con diferentes dominantes.

Mi lista está destinada simplemente a mostrar la amplia gama de diferentes significados posibles de las palabras "sumiso" y "esclavo". En la subcultura S/m la mayoría de los "sumisos" buscan escenas en las categorías 1 a 3, mientras que la mayoría de los dominantes que conozco (incluido yo misma) buscan esclavos en las categorías 6 y 7. 

Si eres un "sumiso" en las categorías 1 a 3, probablemente sea mejor que busque una relación no con un dominante, sino con un compañero "sumiso", o con un switch (una persona en ambos roles). Ella y usted pueden turnarse para representar las fantasías "sumisas" o masoquistas del otro.

Cuando un sumiso le dice a un dominante: "Quiero ser tu esclavo", a menudo es difícil saber exactamente a qué se refiere. Mucha gente fantasea con un grado mucho mayor de sumisión del que son capaces o están dispuestos a alcanzar en la vida real, y muchos "esclavos", especialmente los inexpertos, sobrestiman su propio deseo de servidumbre en la vida real. 

Un dominante debe averiguar CUIDADOSAMENTE hasta dónde el "esclavo" REALMENTE quiere llegar. 



The preceeding article and two others by Diane Vera -- "Kinds of Masochism and/or Submission" and "Temporary Consensual 'Slave Contract'" -- appear in The Lesbian S/M Safety Manual, edited by Pat Califia, (Boston: Lace/Alyson Press, 1988) (ISBN 1-55583-301-2)




El link a al web de donde he sacado el artículo:

https://www.evilmonk.org/a/dvera01.cfm









Aros en los pezones



 


Hace tiempo que quería escribir sobre mi experiencia, pero hasta ahora no he visto el momento. Aún no puedo decir que hayan cicatrizado, pero van camino de ello. Además, anoche Amo pudo pellizcarme los pezones y sólo sentí dolor, sin desgarramientos ni trallazos ni nada... jajaja! 

Qué locura. Ves? estas son las cosas que una zorra como yo es capaz de hacer sólo si el Amo lo ordena.

En el fondo siempre me atrajo la idea, pero me parecía tan brutal y tan terrible que ni me he atrevido. Jamás me hice un tatuaje... únicamente los agujeros de mis orejas... pero porque me los hicieron de bebé... nada más.

El caso es que un día de las vacaciones de verano, envié a Amo un gif que me encanta. Una chiquilla metiéndose en la boca una mordaza pene que le entra hasta la garganta. Me regaló una un colega de morbo... y me volvió loca. Llevaba practicando semanas, es difícil de pelotas, todo hay que decirlo. Pero sigo queriendo llegar a ponérmela sin vomitar.



Amo, que vuelve a sorprenderme con su peculiar visión de las cosas, contesta al gif con:

- Ves? Así quiero tus pezones 

Tuve que volver a ver el gif y fijarme... Ah! que lleva aritos! Au.

- Si, Amo

- Se me está ocurriendo que te pongas argollas en los pezones y la hoja de Lorien en la nuca.

- Lo intentaré. 

Ufff... se me volvió el estómago del revés. Ya me veía yo alargando la instrucción diez años... ya si eso... otro día... jajaja! 

Al día siguiente, durante el desayuno, trasteando por Internet pongo en google "piercing pezón" 

Y me enamoré. 


Me dije... Si todas estas personas lo tienen... por qué yo no? Además no descarto en un futuro lejano probar, si Amo me da permiso, los clavos en las tetas... Así sabré a qué tipo de dolor me enfrento... Es una forma de cubrir mi curiosidad de dolor y de obedecer a Amo... 

Sigo trasteando y encuentro consejos y curas para los piercings... tutoriales... etc. Todos coincidían en una cosa. El tiempo de cicatrización. Mucho. Y muy delicado. 

Me quedaban por delante mis quince días de vacaciones... era ahora o nunca. El trabajo es duro, esfuerzo físico, golpes en el pecho, roces, herramientas y sudor. Mucho riesgo. Así que al menos si lo hacía ahora tendría tiempo para que curase bien. Solo me cortaba una cosa... Tengo una 120 de sujetador. Ni puñetera idea de como podrían quedar en mis ubres cuarentonas... 

Sigo trasteando y doy con un vídeo en el que una chiquilla cuenta su experiencia, su naturalidad al hablar terminó de convencerme. Si ella se lo ha hecho, yo puedo (pinchar aqui para ver el vídeo).

¿Por qué no? Venga va. Llamo al centro de tatuajes que mejores referencias tenía cerca de casa. 

- Buenos días, quisiera ponerme un piercing en los pezones. Estáis abiertos?

- Si, claro. Pero ahora con la pandemia hay que pedir cita.

- Y para cuando podríais atenderme?

- Ya mismo si vienes

- ..... Eh... Me dais media hora que me de tiempo al menos a darme una ducha y coger el coche?

- Ah! claro! jajaja! te apunto para las 11 y media?

- Vale


Estaba eufórica, no podía creérmelo. De todas maneras iba mentalizada para que me dijeran que no. Que mis tetas eran demasiado grandes... o en mis pezones no se puede... o yo que sé. Cuando fui a ponerme el pelo de morado, también por instrucción de Amo, me dijeron en la pelu que no me lo iban a hacer y me volví a mi casa echa un mar de lágrimas y con el pelo igual de rojo que antes, así que esto ya lo llevaba preparado. Puede ser que no me lo hagan y me vuelva a mi casa como me fui.

Entro, un lugar en medio de un centro comercial con paredes de cristal y un tipo en el mostrador.

Al fondo, en una cabina, otro tipo estaba haciendo un tatuaje a un señor. Charlando de sus cosas.

- Hola, ya estoy aqui. Quiero ponerme aros en los pezones.

- Nosotros aconsejamos mejor una barrita primero...

(Amo pidió aros. Aros tendrá)

- Ya, pero yo quiero aros

- Va a ser mas complicado y a lo mejor duele un poquito mas

- No importa. 

- Vale, pasa y quítate la camiseta.

Estuvo un par de minutos con un rotulador calculando exactamente dónde colocar, me contó que no van rectas las perforaciones, sino con una ligera inclinación... Yo con mi cara de ah... que interesante... pero ni me enteré de lo que contaba jajaja! 

Tras eso me enseñó un par de tamaños de aro. Escogí unos más anchos, porque con las tetas tan grandes quedarían ridículos. Me dio la razón. 

Ahí me tumbó en la camilla y me pidió amablemente que metiera las manos bajo el culo.

- No es la primera vez que me llevo un puñetazo.

- No jodas...

- Sip

Ahí empecé a acojonarme de verdad. Estuve por sugerirle que me atara. Pero me callé e intenté ser una buena chica. 

Me enseñó como sacaba del envoltorio sellado una aguja y me dejé hacer. Miré al techo.

El dolor fue gradual, pero constante. No tengo nivel para describir el dolor. Después, analizándolo, es un dolor parecido a cuando te golpeas el dedo meñique con una pata de la mesa, pero continuado durante unos quince segundos. Grité. Grité mucho y muy fuerte. Nunca había sentido aquel dolor. Las manos salieron de debajo del culo y se abrían y cerraban en mis caderas. Recuerdo que levanté las rodillas y le dí en el brazo.

- No te muevas por favor

- AAAAHHH PERDOOON   AAAAAAAAAAAA no se acababa nunca. Que terrible.

Después de mil millones de años, el chico me soltó y el dolor cesó de golpe.

- Ya está. 

Respiré hondo... y salivé. tenía la boca completamente seca. De pronto un calor me viene de la base de la espalda... Ay no... aquí no!

- Perdón perdón perdón...!!!  Me tapo la cara con las manos. Comienzo a temblar y a gemir... Me estaba llegando un orgasmo super fuerte.

El chico se rió.

- Nada mujer... tu misma 

- Perdón perdooon!!! 

Me entró la risa a mi también... Que cojones....?

Me compongo y me relajo al fin. 

- Lo dejamos ahí? Con uno es suficiente... no? (di por hecho que hablaba del pendiente)

(Amo pidió aros, aros tendrá)

- No no... A por el otro... Que si no no voy a hacérmelo en la puta vida. ahora que tengo la adrenalina por las nubes, aprovecha. 

- Está bien. Pero no me des con las rodillas, casi se me cae el aro y tengo que ponerte otro.

- Vale vale. Prometido

Ni adrenalina ni ostias. Dolió más incluso que el otro. Se me hizo eterno. Volví a gritar, a tensar las manos, a levantar las rodillas y darle en el brazo. Mi instinto me decía apártalo de ti. Mi cabeza gritaba vamos puta! AMOOOOOPORFAVOOOR!!!

- Ya está...

De pronto, sorprendentemente, deje de sentir nada. Brutal.

Respiré hondo varias veces... miré al chaval

- Lo siento... que aguante tienes... gracias.

- Nada, mujer. Puedes levantarte? Estas mareada?

- No, no. Estoy mejor que en mi vida jajaja!

Me incorporé y me llevó frente al espejo. Mis orondas tetas lucían unos perfectos aritos en cada pezón. Me entró una felicidad indescriptible. 

- Joooo... muchas gracias. Perdona por los gritos. 

- Jeje.. todo está bien. Te gustan?

- Muchísimo. Me has hecho muy feliz. Que lo sepas.

- Jajaja! Y el siguiente para cuando?

- Quita quita... no va a haber más... 

Mientras hablamos me he vestido y he salido al rellano del mostrador. Me dirijo al tatuador y al cliente de la cabina del fondo, que siguen a su labor.

- Siento el espectáculo... Pero que sepáis que ha merecido la pena... jajaja!

Ambos se rieron conmigo mientras comenta mi torturador...

- Esta chica va a volver a por más... lo se.

- Juas! flipas. Paaaaso - Contesto con determinación 

- Ya ya...


Pagué mis cuarenta y pico euros y me fui como una cría con zapatos nuevos a casa a mirarme las tetas en el espejo. No dolía nada! 

Amo no contactó conmigo hasta unos cuatro días después. 

- Hola princesa, como estás? 

- Con pendientes nuevos. 

- ?

Le mandé una foto de mis tetas

- Ya???? Guaaau!

- Ha dolido la vida, Amo. Pero ya tienes a tu puta con argollas... Ya solo falta la hoja de Lorien.

- Jajajaja!


Las curas han sido graduales. tres veces al día con agua hervida y mucha sal, en un botecito de spray por comodidad y con un bastoncillo para eliminar el pus seco pegado al arito.

Llevo ya de curas casi tres meses, ahora solo lo hago una vez al día. Eliminando bolitas resecas y muuuuuuy despacito con mucha agua intentando que se ablanden los tejidos y se mueva el pendiente a los dos lados. Tengo pánico a que se me cicatrice con el aro dentro. Alguna vez al moverlo me ha tirado de algo dentro del pezón y me ha llegado el trallazo hasta la nuca, terrible.

He tenido algunos pequeños contratiempos, sobre todo en las sesiones. Amo me cuida, pero soy tan bruta que acabo restregándome en la moqueta, o enganchándome con el pelo. Así que... vuelta al principio con tres curas diarias.

Hubo un día que Amo jugó con el mechero calentando los aritos. He de decir que temblaba de pies a cabeza cuando le vi encenderlo, pero no dolió como esperaba. Fue interesante. Amo... Me gustaría repetir la experiencia cuando estén bien cicatrizados. 

Ahora sólo deseo que se me curen y pueda Amo jugar con sus nuevas tetas... Hay un gif que me pone cachondísima y que estoy deseando recrear en cuanto me sea posible. 






Ah, Amo, se me han quitado las ganas de probar los clavos durante un tiempito... si no tienes inconveniente... jajaja!






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Han pasado ya seis meses desde que me perforé los pezones.


Aun no curaron del todo. Es cierto que ya no tengo las bolitas de pus seco que se me formaban al principio en las entradas de los agujeros, pero más de una vez he intentado girarlos sin el previo lavado y sin la crema cicatrizante y he visto las estrellas. Por dentro aún se siguen pegando a la carne. No está seco del todo. 

En fin, habrá que seguir teniendo paciencia y mucho cuidadito.

Sumisión mental. Reflexiones

 El otro día un colega de morbo escribió algo que me conmovió y me hizo pensar sobre mi propio estado.


"La sumisión mental tiene como una de las manifestaciones de entrega el olvidarte de ti misma y que lo importante sea satisfacer al Amo en cualquier aspecto de la vida cotidiana. Anteponer sus necesidades y sus gustos a los tuyos. Anticiparte a sus placeres y ofrecérselos."


Suscribo cada palabra de ese párrafo. Además, estoy en ese punto. Creo que a estas alturas del cuento nadie me creería si digo que el dolor y la parte sexual es algo secundario... Más que nada porque sería la mentira más grande que habría dicho en los 45 años que llevo de existencia en la tierra.


Pero...


Dicho ésto, también tengo que decir que sin el vínculo mental que me une a Amo jamás podría haber tenido una relación como la que tenemos.

De todas formas... Se habla siempre de la dominacion mental, del trabajo del amo por mantener a su bottom en un determinado estado... Pero creo que no sólo es trabajo suyo. De hecho, en nuestro caso, creo que precisamente él ha intentado siempre mantener el distanciamiento emocional, evitar cualquier malentendido con respecto a nuestra relación, sin compromisos o amor. 

Me temo que esa parte ha sido más mi deseo de ser su perra el que ha hecho que hoy esté en el punto en el que estoy. 

No puedo decir que sea mi prioridad absoluta. Mi familia de momento ostenta ese cargo. Pero anteponerle a cualquier deseo propio, plan personal, interés o movimiento, eso sí que lo hago. Obediencia ciega. Su placer como prioridad y su complacencia por delante de la mía. Esa es mi ley. Y lo hago con un cariño y una devoción que nunca tuve hacia nadie. Bueno. Mi sobrinos si. Son mi debilidad. Pero eso es familia, ahí no hay devoción, jajaja!!

Nah, en serio. Nunca me he sentido tan llena como estos años junto a él. Será porque no me tengo que preocupar por mis deseos?

Qué curioso... He pasado tantos años buscando qué me gusta, qué quiero y qué necesito, que tomaba decisiones equivocadas y que me llevaban a seguir perdida. Y a buscarme problemas... Amo lo sabe perfectamente... Verdad? 


Cederle el control de mi cuerpo y de mi sexualidad es lo mejor que he hecho en mi vida. Definitivamente.


Hablando el otro día con una amiga... me preguntaba que cada cuánto comía polla. (Es que mis amigas y yo hablamos de estas cosas... jajajaja!!) y la respuesta fue

- No se, no lo contabilizo. Siempre que a él le apetece. No hay una pauta, o un número a la semana.

- Y si te apetece a ti?

- A mi siempre me apetece. 

- Pero tu nunca lo buscas para tener sesión o pedir algo?

- No. No me hace falta. Me permite masturbarme cada vez que me apetece, eso si. Pero nunca me insinué o le busqué para tener nada. Si acaso... le pido permiso para desear, y porque he visto a lo mejor una práctica excitante en un gif cochino, o un vídeo porno. Pero como sugerencia, y por supuesto si le atrae y cuando a él le parezca conveniente.


Me sorprendió aquella conversación. Yo la vi tan normal y ahora que la releo... hasta me enorgullezco de mi respuesta. Tengo tan asumido mi cesión del volante que ni me planteo cuándo quiero o dejo de querer. Me he pasado estos años bajo su dominio feliz sin necesidad de buscarlo, sin insinuarme, o sin ... "Oye... que te parece si esta noche... ya tu sabeh... ^^ " 

Y no puedo ser más feliz. Te lo juro.

Así que por fin, gracias a mi Amo, estoy cachonda las veinticuatro horas del día. Y como tengo tan asumido que ni quiero nada más, ni busco ni me hace falta, zordeo y juego, y abrazo y beso a la gente y estoy completamente desinhibida. Y me siento taaaaan a gusto siendo así... 


Amo... No sabes lo que me has dado. Lo que me das. 


Te quiero muchísimo. 








Se me volvió la tortilla. Correa.

El otro día hablando con Amo, hemos descubierto que tiene fetiche por los pelos de colores. No es algo nuevo. Llevo cambiando mi color desde que soy de su propiedad. Pero hasta ahora no era consciente de que era fetichista. 

Lo malo es que como me es difícil cambiar con la frecuencia que él quiere, tengo que utilizar pelucas. 

Hasta ahora tengo cinco:

La blanca con coletas tipo manga,

La morada

La verde, A la que tengo que cortarle el flequillo

La negra

La rubia, Que aún no estrené.

Estoy por que me llegue la azul, tengo ganas de probármela. Eso si. Todas son largas y super lisas.

- El único problema - Me comenta un día- es que no puedo tirarte del pelo mientras te follo a cuatro patas. Es lo que más me gusta del mundo.


Y ahí estuvo la zorda de arween maquinando cómo conseguir que su Amo pudiese satisfacer ese morbo.

Fui al día siguiente a la tienda de animales y me enamoré perdidamente de una correa azul y negra. De cuerda gruesa y pesada. Como para un Mastín o un Gran Danés, de un metro aproximadamente. 




Esa noche, al ir a servirle la cena me la enganché al collar y se la enseñé.

- La llevaré puesta todos los días, así cuando tengas ganas de usarme y lleve puesta una peluca podrás agarrar con fuerza de mi collar sin miedo a soltarme el pelo.

Amo duda al principio... Le parece una excentricidad. No recuerdo exactamente las palabras, pero me dijo algo como... ya te vale. Le sonreí pícara... me senté en el suelo y la dejé caer por mi espalda. Amo se cena su super hamburguesa mientras vemos un capítulo más de "Los 100".

Entre cerveza y cerveza Amo juguetea curioso con el mango de la correa y pega un ligero tirón hacia sí, haciendo que me desplace bruscamente. Comprueba que me pone cachondísima que lo haga y sonríe con malicia. 

- Bien. Me gusta la idea. Buena chica.

- Gracias, Amo.

Y ahí quedó la cosa. Yo feliz, Amo satisfecho y tres capítulos después... Pa casa. Directa y sin torcerse.

- Te quiero mucho, Amo.

- Más te vale, descansa.


Ayer fue cuando me llevé la sorpresa. El caso es que en algún momento, cuando la compré, me lo llegué a imaginar. Pero lo descarté enseguida. Nah. No lo creo, es demasiado duro... Pues no. Amo no entiende de durezas.

Lasaña de cena, cerves fresquitas y arroz con leche de postre. Por cierto. Mi 45 cumpleaños. La serie estaba en lo más alto. Tensión, guerras, alianzas y cuentas atrás frenéticas... Ataque inminente... Amo gira su silla hacia mí sin dejar de mirar a la pantalla, se sube el polo y abre las piernas.

- Ven, puta y haz tu trabajo...

Feliz me dirijo a donde me marca, comienzo lamiéndole los pezones, después con los pulgares húmedos, sin dejar de masajearlos, me arrodillo y bajo a por mi cena, que Amo ya ha sacado de de su pantalón.

No lo vi venir, mientras le comía la polla, con las manos en alto acariciándole los pezones,  noto que agarra mi correa de la espalda. De pronto noto en la zona alta del culo un dolor intensísimo que me paraliza. Amo me está azotando con el mango de la correa. 

- Sigue chupando, puta. 

Continuo mi labor con mucha cautela. De fondo los gritos, la música épica a todo trapo. Amo descarga con fuerza sobre mi culo tres azotes más... comienzo a temblar. Sin sacarme la polla de la boca grito de dolor y agarro con fuerza los brazos de la silla.

- Esas manos.

Me lamo los pulgares y los vuelvo a llevar a sus pezones sin dejar de gemir y llorar., tengo mucho susto. No me esperaba aquel dolor. No me da tiempo ni a empezar porque otra descarga hace que me tiemble el cuerpo y lleve las manos al culo. Ya ni chupo. Solo mantengo la polla de Amo en la boca... No puedo asimilar más que el dolor. Amo no deja de azotar con fuerza. En mi cerebro empieza a formarse la palabra de seguridad. El siguiente golpe si es tan duro la digo.... Amo vuelve a golpear... me encojo y grito. Es insoportable. Estoy en mi límite.

Mi cerebro me grita. Vamos puta, lo sabias!!. No! No imaginé que dolería tanto!!. Aguanta, porque fue idea tuya. No puedo más!!! Claro que puedes. MMMHH!!!

Tras no sé ni cuántos, que se me hicieron mil, Amo deja de azotar... Me cerebro descansa unos segundos. Recuerdo que tenía un trabajo que terminar. Vuelvo a succionar, activo mi boca y mi lengua... Los pulgares vuelven a los pezones. La máquina de comer pollas se reactiva.

Poco me dura el placer. Amo vuelve a cargar, esta vez sobre la espalda.

Dioooos... Es más duro aún que el culo. Ya no paro de temblar. 

Mira, puta. Me dice mi cerebro. Pareces un vibrador. Me río para mí... como puedo estar haciendo chistes en un momento así.

- Chupa, puta! - Amo me saca de mi mundo.

Vuelvo a mi trabajo. Amo se recuesta en la silla y por fin deja de azotarme. Ahora si, Amo Gracias por parar... El fresquito en mi coño me avisa de que estoy empapada y me felicito a mi misma por haber aguantado. Merece la pena, si señor. Casi estoy deseando que vuelva a golpearme... Pero me cuido mucho de proponer nada.

Estoy feliz. Amo cada vez aguanta más y me deja disfrutar de su polla. Podría estar así toda la noche, me encanta. 

De vez en cuando tenía que mover las piernas para activar la circulación, se me dormían. Y me humedecía varias veces los pulgares. Cada vez mi saliva es más espesa, al llevarme la polla de Amo hasta el fondo, y el placer en los pezones aumenta con la lubricación. Me siento tan a gusto...

De fondo deja de sonar la batalla. comienzan los tambores... Ha debido de terminar el capítulo. Amo se levanta y me hace abrir la boca. Se masturba unos segundos con rápidas sacudidas y se corre.

- Traga puta.

Ayudo a Amo a componerse en uniforme y vuelve al asiento. Estoy exhausta. Dolorida y satisfecha... Qué buena idea tuve al comprar aquella correa. No pienso quitármela nunca. Jajaja!








Ganarse el Valhalla II



Los siguientes días fueron más tranquilos. Volvimos a nuestra rutina, de charlas, cena y lo que mejor se me da en el mundo. Satisfacer a mi Amo mientras disfruta de su serie.





Últimamente está haciéndome comerle la polla más despacio. Cosa que agradezco enormemente porque tarda más en llegar a su orgasmo y así se me alarga el disfrute. Creo que es, con diferencia, la práctica en la que, obviando el placer físico, más me siento de su propiedad y la que más me llena a nivel emocional. Por supuesto, en nuestra relación el dolor es básico, igual que las buenas conversaciones y las risas (nos reímos mucho juntos), pero cuando Amo dice: “ven, puta y haz tu trabajo” siento una extraña felicidad que no puedo comparar con nada. Como una demostración de mi esfuerzo por servir y cuidar de él. 


Una de las fantasías recurrentes, aunque soy consciente de que es completamente irrealizable, es estar entre los compañeros de trabajo, de charlas y risas y que Amo, sin venir a cuento ni tener un por qué, chasquee los dedos, y ahí mismo me coloque de rodillas y le coma la polla delante de todos. Evidentemente todos seguirían con la conversación como si nada, dejándome hacer mi trabajo sirviendo a mi Amo (Esa es, precisamente, la parte en la que veo que es irrealizable, que el resto de la gente siga a lo suyo).

Ahora nos hemos enganchado a Vikingos. Bueno, Amo se ha enganchado, yo voy puenteando capítulos según lo requiere el tiempo que comparto con él. De vez en cuando no me queda más remedio que preguntarle quién es tal o cual personaje... Si ya es complicado seguirlos, que se llaman todos igual, imagina que desde mi sitio, en el suelo, se ve la pantalla como en negativo... y la mitad de los detalles se me pasan. Pero Amo es un sol y me explica todo siempre que le pregunto... gracias. La verdad es que, sorprendentemente, me está gustando mucho la serie. Y no sólo por la trama, que también, sino por la vida interna de los personajes. Siento que comparto muchas cosas de la vida vikinga. Evidentemente salvando las distancias históricas y las tecnologías, pero la dureza de la gente, el esfuerzo por conseguir sus objetivos. La lucha por seguir viviendo y mantenerse. Los valores... no sé. Algo tienen que me inquieta y me provoca admiración.


Precisamente me gusta sentirme identificada por las esclavas y las criadas. El cómo sirven, cómo actúan, cómo son tratadas. Me llamó mucho la atención también que introdujeran una relación BDSM, curioso... quién sabe si realmente existiría como tal, o simplemente veían placer en el dolor. A ver, si yo lo tengo, debe ser algo común en el ser humano... no? En una de las escenas de sadomasoquismo explican la importancia del permiso, del parar, del disfrute con los azotes del látigo... Por supuesto, la mazmorra... Ains... quién tuviera pasta para tener una de esas. 

Hay un artículo sobre el sexo en la sociedad vikinga (Pincha para ver)

El caso es que, volviendo al tema de mi disfrute como sierva sexual, hubo un detalle que me gustaría escribir, porque me excitó muchísimo.

En un momento de la noche del domingo, tras una cena riquísima de cabezas de langostinos (Adoro las cabezas, Amo no las quiere y me las deja a mí), mientras veíamos un capítulo más, se levantó decidido.

-Dale a la pausa y sígueme, voy a follarte - Y se va.

Ni que decir tiene que me levanté del suelo como con un resorte y le seguí. Empecé a caminar detrás de él. Se dio cuenta de que iba descalza y me hizo volver a ponerme los zapatos. Vaaaale, tenía razón. El suelo está lleno de escombro y puede ser peligroso.

El caso es que estuve siguiendo a Amo por los pasillos y escaleras del centro, rodeando paredes derruidas, enormes huecos de futuros ascensores... Dios, lo que habría dado por que me llevase de la correa. 

Iba detrás de él, en silencio, tranquila, sin saber a dónde íbamos, hasta que llegamos al rinconcito de una estancia enmoquetada con un montón de plantas por el suelo y un pequeño sofá. Parece ser que ahí es donde han llevado todas las plantas de los despachos que están de obras y de vez en cuando se acercan a echarles agua. 

Me hizo desnudarme e inclinarme de pie apoyando la cara en el asiento del sofá y me abrió las piernas. Intenté exponer lo más posible mis genitales para facilitarle al Amo el trabajo, y en aquella postura me folló muy duro durante un buen rato.


Apenas podía respirar, tenía la cara hundida entre los cojines y mi propio pelo y cuando cogía aire se me metía en la boca, de vez en cuando Amo me palmeaba fuerte la parte más alta de mi trasero, casi en la espalda, provocándome un picor caliente que me subía por la columna. Así aguante como pude las embestidas hasta que me empezó a venirme un placer familiar... Pedí permiso al Amo, quien me lo denegó hasta tres veces (al menos eso intuí, puesto que con mis propios gemidos y mi cara hundida escuchaba fatal). Cuando al fin creí escuchar “córrete” me dejé llevar, esta vez sin eyacular claro, si no, la moqueta habría salido mal parada.

Luego, Amo me hizo sentarme en el sofá y abrir mis piernas sujetándome las corvas con las manos, obedecí al instante, adoro ver la cara de amo sádico que pone mientras me folla duro.

Cuando se cansó de aquella postura me colocó de pie y me abofeteó varias veces, antes de sentarse y darme la orden de comerle la polla. 

Inconsciente de mí, con la inercia y la tensión del momento me la metí en la boca con demasiada ansia, lo que provocó su enfado y descargó en mis mejillas dos fuertes guantazos por mi poco cuidado.

- Despacio, puta!

- Lo siento, Amo.

Vuelvo a intentar meterme de nuevo la polla cuando recibo un golpe en la cabeza.

- Te tengo que explicar a estas alturas???

Cierto... qué error, humedezco mis pulgares con la lengua y elevo mis brazos a su pecho. Ahora sí, con los pulgares mojados jugando en sus pezones abro la boca y lentamente me introduzco la polla hasta el fondo. Amo suelta un suspiro y se recuesta en el sofá, abriendo bien las piernas y facilitándome el acceso a toda su zona perineal. Me ordenó lamerle los huevos, masajearlos mientras chupaba, todo con una tranquilidad y un relax que me estaban resultando super placenteros.

Ni sé el tiempo que estuvimos así, yo pillé la cadencia de las subidas y bajadas de mi cabeza, y cada tres o cuatro movimientos cortos bajaba completamente hasta tocar con los labios su ingle, y la mantenía dentro mientras con el fondo de la lengua hacía el movimiento de tragar, lo que me provocaba unas tremendas arcadas, y algún que otro susto, que tuve que devolver al estomago rápidamente. Suerte que aún no había digerido la cena, apenas sabía ácido y que tenía poca cantidad de carne dentro. Bueno, que me pierdo. Lo que me gustó de aquella situación fue notar al Amo satisfecho como hacía tiempo no lo sentía. Verlo recostado, desnudo, cómodo, recibiendo una larga mamada de su puta, me aventuro a decir que fue feliz en aquel momento. Al menos eso me transmitió. Sin sacudidas, sin acelerones... sin violencia, se dejó llevar por mis movimientos hasta que se vació en mi boca.

- Traga, puta.

Tras componerle el uniforme eché un par de cacharrines de agua a las plantas y desandamos en silencio el camino de vuelta, arrepintiéndome una vez más de no tener a mano una correa que enganchar a la argolla de mi collar.

De nuevo en el suelo, junto a la silla de Amo, abrazada a su pierna, reactivamos el capítulo que se quedó a la mitad. Tras terminar éste, la palmada de rigor.

- Vamos, Laura. Ya está bien por hoy. A casita derecho y sin torcerse.

- Sí, Amo.

- Ya no vuelvo hasta el jueves. A portarse bien.

- Claro! Descansa, tesoro... Te quiero.

- Más te vale.


Y tras un último beso calentito me despido de él y marcho a casa. Feliz como una perra, y con la cabeza puesta en mi próxima correa...




Ganarse el Valhalla I

Quien espera lo mucho espera lo poco. Una frase que llevo grabada a fuego desde que estoy con Amo, acabo de descubrir que es de García Márquez. De El coronel no tiene quien le escriba.

Ha merecido la pena la espera? Por supuesto, he tenido el mejor premio que una perra puede desear. Los mejores cuatro días con su Amo.

 

Tengo que rebuscar en el diario el ultimo día que Amo y yo tuvimos una sesión... Bueno. El penúltimo, el último fue el jueves.

 

Amo tenía hambre, y no sólo de cena.

 

- Que vas a cocinarme rico para la cena del jueves?

* Había pensado hacerte una pizza enrollada.

- Eso es un burrito, puta.

* Jajaja! Vale. Pues un burrito/pizza, con carne, tomate, orégano y mogollón de queso.

- Bien. Te quiero gótica el jueves.

* Sí, Amo.

 -Pelo negro, maquillaje uñas y labios negros.

* Sí, Amo.

- Y ojos como Cleopatra. Y lleva herramientas. Voy a ponerte fina. Vas a chillar como una perra.

* Gracias, Amo.

- De nada, te lo mereces por puta. Que sólo vales para follar, cerda.

* Lo sé Amo. Intento siempre ser la mejor para ti.

- Más te vale. Aun no me he decidido dónde voy a correrme.

* Jajaja! Donde tú quieras, Amo.

- Bien, puta. Esmérate. Nos vemos el jueves.

 

El centro sigue de obras. Paredes y suelos están levantados, los cables cuelgan, las piedras y ladrillos marcan por dónde no pasar. Entre mantas y plásticos, el rinconcito donde Amo trabaja y estamos juntos.

Llegué a la hora acordada. Me despachó rápido, no sin antes calentarme con un largo beso de aprobación por mi look.

- Baja al almacén, prepara lo que tengas y me avisas cuando estés lista.

Creo que aquel lugar era el único que no tenía escombros. Por suerte la mesa grande seguía ahí. Y vacía. Buen lugar para disponer todo.

Fui colocando todas las herramientas: La manguera de incendios, dos varas: la de madera y la flecha, tres palas: la pequeña de madera, la que le hice a Amo, con su nombre tallado en élfico y la de goma que me regaló el señor Jota, con una cara de chinchetas. Varios plugs, lubricante, las muñequeras de cuero con las argollas y la cinta para los ojos. Ah, y la mordaza de polla que me regaló el señor AOP con la que llevo practicando unas semanas.

Esta vez no incluí las pinzas en los pezones. Acaban de ponerme los aritos y se están curando. Así que tortura de tetas... Tendré que esperar.

 

Me desnudé y coloqué el torso sobre la misma mesa exponiendo mi culo y abriendo las piernas. Alcanzo el móvil y escribo un mensaje:

* Amo, estoy lista,  cuenta un minuto y ven.

Ahí mi cerebro hizo click y dejé de pensar... A partir de ahora te paso el mando, Amo.





Tenía pánico a haber perdido mi umbral del dolor, tanto tiempo sin un azote... hasta que probé la primera palmada de Amo.

Nada

Me dio otra más fuerte...

Nada

Creo que se picó, porque la tercera ya fue con una pala... ahí sí que gruñí. No noté diferencia entre las dos (me refiero a las palas de madera). No sé en qué momento una dio paso a la otra. No se si  golpeaba con diferentes intensidades o con herramientas distintas.

- Cuántos quieres... ? (Ya empezamos)

- Treinta y siete (el tres por cada año juntos y el siete por los meses)

- ¿¿Treinta y siete?? O siete.

- ¡Yo qué sé! Siete - Casi me río.

- Cuenta.

Ahí se me pasaron las ganas de reírme. Comenzó a repartir palazos por la gran superficie de mi culo y la parte baja de las piernas. Diooos... como pica ahí.

Me sorprendió escucharme. El sitio tenía bastante eco y mis gritos eran muy agudos! No me imaginaba que gritaría así...

Fueron siete azotes con cada cacharro. Excepto con una de las palas... creo, que llegó a once. Cuando tras el séptimo siguió golpeando seguido me asusté y me enfadé. Los gritos sonaban cabreados como si intentase decirle ¿¿¿¿¿Pero por qué????????

Recuerdo que entre golpe y golpe me masturbó varias veces con los plugs... Cada vez que sacudía con energía uno de esos bichitos del demonio dentro de mí me llegaba un orgasmo. Suerte que el almacén tenía suelo de granito, así que me pude dejar llevar y me corrí a gusto con cada uno.

Llegué a contar cinco... Amo, cuántos fueron? Era horrible... Solo lloraba por favor... por favor... Déjame correrme...

Las varas... me encantan. El picor es más ácido... como punzadas intensas. Las primeras apenas las noto, sobre todo si me estoy reponiendo de un orgasmo... Son tantas las ganas de mi cerebro por descansar que ni da la orden de doler. Eso sí, el tercero y cuarto varazo llegan con el recuerdo de los primeros... y ahí sí que escuece.

Agradecí que no me atase a las patas de la mesa... porque cuando sentía mucho dolor me acababa poniendo de pie y agachándome para ganar tiempo y recuperarme.

En algún momento recuerdo que intentó ponerme la mordaza, pero en cuanto empujaba un poco y el dildo de plástico rígido entraba más allá de mi campanilla, me daban unas arcadas tan intensas que Amo decidió no seguir. La colocó vertical sobre la mesa bajo mi boca y me empujó la cabeza. Entendí que quería que bajase hasta mi límite y la mantuve ahí mientras siguió golpeando mi trasero con fuerza.

He de decir que hoy me acuerdo de los golpes  porque veo las marcas, y en este caso se agradece tener el culo grande porque hay sitio para todas jajaja!! Me encanta mirármelas. Son muy diferentes, Las de las palas son dos marcas concéntricas circulares: la del centro roja y la de fuera morada, Las de las varas dos líneas pegaditas rojo carmesí y un óvalo morado negruzco alrededor. Los pinchitos de sangre seca regulares de la pala de goma con chinchetas. Las alargadas con un filo morado los de la manguera... En fin. Que llevo unos días con el culo como un pollock jajaja!!



Excuso decir que ni el maquillaje ni mi super look gótico se mantuvieron intactos durante la sesión. Igual es parte del encanto el desconfigurar mi rostro y que los chorretones negros del maquillaje anden a sus anchas por donde les venga en gana... 

Espero que te guste, Amo, porque entre las manchas, las babas, las lágrimas y los mocos mi cara sí que parecía gótica.

Tras la brutal azotaina y los orgasmos, mi buena dosis de guantazos... Me hizo levantarme de la mesa y me colocó de pie frente a él.  Comenzó a abofetear mi cara con fuerza, pero aguante feliz y caliente. Sé que es una zona delicada, pero cada vez me gustan más. Si por mi fuera estaría con la cara morada todos los días... cachis.

Una vez paró de golpear, e intuyendo que ya estaría cansado, decidí quitarme el sujetador y lucir mis aún frescos aritos en los pezones, que Amo lamió con todo el amor del mundo. Gracias.

Me dejó ahí de pie, desnuda, descompuesta y marchó al sofá del fondo.

- Ponte de cuatro, perrea pa mí, zorra.

Obedecí, y fui gateando hasta donde me esperaba mi Amo con las piernas abiertas y la camiseta subida. A sus pezones... muero por lamer sus pezones. Los tiene sensibles y le excita mucho que se los acaricie con la lengua.

Me adelanté, aun a riesgo de ganarme una ostia y comencé a quitarle despacio el cinto y sacar mi premio. Mientras seguía lamiendo un pezón, con la mano agarré mi teta y despacito, porque aún dolía mucho, fui paseando mi arito del pezón por su glande. La reacción no se hizo esperar.

- Uuuuh... Que rico puta... Escupe.

Obedecí y mientras seguía con aquel masaje dejé caer una baba, lo que suavizó la caricia y excitó sobremanera al Amo.

- Joder, puta. Chúpame la polla.

Sonreí victoriosa... Verás cuando se me curen la de cosas que vamos a poder hacer.

Humedecí mis pulgares y los llevé a los pezones de Amo, mientras me metía mi premio despacio en la boca. Hasta el fondo.

Finalmente, tras una riquísima mamada digna de mi Amo, se corrió en mi boca. Como siempre, la mantuve hasta que dio la siguiente orden.

- Traga.

Mientras estaba en el suelo recuperándome, Amo se compuso el uniforme y tras ordenarme limpiar y prepararle la cena se marchó. Ahí vi el enorme charco que había provocado con los squirt... ya me vale.

 

A los pocos minutos, ya recompuesta y con la cara lavada subí a servirle la cena y una cerves fresquitas a Amo, que se encontraba en su puesto viendo la serie de Vikingos.

Me costo la vida sentarme en el suelo aquella noche. Iba alternado posturas para aliviar los cachetes, pero no había manera. Cada movimiento iba seguido de un gruñido o un quejido. Amo me miraba y se reía... Yo también. Estaba disfrutando como en mi vida. Acabé abrazada a su pierna, con la cabeza en su rodilla... Viendo la serie y más feliz que una perra con dos colas.



.....

(Continúa)

Crucé la linea. Lo jodí todo

Aún ahora. Dos días después, sigo sin explicarme qué mierda pasó por mi cabeza para hacer aquello. 

Pero ya está hecho. Ocurrió y ya no hay vuelta atrás. 

Crucé la línea y herí a alguien a quien quiero mucho. 

Era una tarde divertida, risas y juegos, bromas, jaleos y comilonas... hacía tiempo que no nos veíamos, y si, el espacio era reducido, pero nos apañábamos. 

La verdad, no sé exactamente el momento en que empecé a saturarme. Ya estábamos recogiendo para irnos. Estaba muy cansada, mi primer día de vacaciones tras un mes terrible de trabajo. Las bromas dejaron de hacerme gracia. Los piques no me eran divertidos... No pillaba los dobles sentidos ni los giros de vacile. Y en una de las risas me pilló de lado y con la mano abierta y le solté un azote en el culo a una amiga. Además sonriendo. Ahi lo tienes. PLAS! Por tocapelotas. Y me quede más ancha que larga. De esos azotes que das a gusto, que pican, pero que molan. Que te provocan un respingo y sueltas un Ay! 

Claro. Para mí. 

Cuando fui consciente de lo que acababa de hacer era demasiado tarde. Le había dado un azote a alguien a quien no sé si le gustan. A alguien con quien no he consensuado nada, y a quien había calibrado a ojo por cómo jugaba con los críos.  Lejos de conseguir el efecto deseado, cuando volví a disculparme, me la encuentro con la lágrima en el ojo.

- Me has hecho muchísimo daño! 

- Que dices? Ostia, perdóname.

- No, perdóname tu. No sabía que te había ofendido- Ahí rompió a llorar.

Me derrumbé. Qué cojones había hecho? Yo también comencé a llorar. De pronto me había convertido en un monstruo. En una maltratadora. En una abusadora. Y lo peor... Ella era la que me estaba pidiendo perdón a mí cuando no había hecho nada para ofenderme.

No sabía cómo arreglar aquello. Me deshice en mil perdones... intenté excusarme... Mi hermano me miraba como si estuviera enferma... y me planteé que igual tenía razón.

Nunca había cruzado la línea. Ellos saben de mi vida como arween, conocen mis tendencias masoquistas. Pero apenas hablamos del tema y jamas, jamás les he planteado ningún juego. Según mi hermano, el nivel con que le dí superaba de lejos lo tolerable. 

- Tu me das uno así y te parto la cara. Me dijo en un momento. 

Quería morirme. Solo llorábamos las dos... Algo valioso había roto sin ser consciente. Y estaba muerta de miedo por haber jodido mi relación con ellos. 

Me merezco que no vuelvan a hablarme en la vida. No existe excusa. Eso no se hace.

Al final ella marchó a casa... entre abrazos y besos... Me perdonó, aunque yo se que algo así no se perdona nunca, Ya no será la misma conmigo, ya temerá provocarme o gastarme bromas. Y me lo merezco por violenta y por desmesurada. Siempre lo digo. Soy como un oso jugando con ratones. No mido el juego. Mi familia lo sabe. Ella ahora también, me temo.


Si sirve de algo, Te quiero muchísimo. Nunca quise herirte. Eres una persona a quien admiro y de la que me siento orgullosa por formar parte de mi gente. Alguien de quien aprender.


Una vez más... siento haber cruzado la linea.




P.D. 
Escribo esto unas semanas después. Tuve una conversación con ella. Conseguimos reconciliarnos. Por supuesto reconocí mi y terrible error y juré no volver a tocarla.

Te quiero mucho. Gracias por ser tan buena gente.


Fantasía VI. Escombro

Hoy el Amo ha citado a su perra en su apartamento. Al llegar, la puerta está entreabierta, aun así llama al timbre.

A lo lejos escucha con eco la orden de su Amo.

-Entra, cierras la puerta y te desnudas. Quédate sólo con el collar.

Cuando la perra entra al piso se queda paralizada. Prácticamente todo el espacio está lleno de escombro y restos de azulejo. De la antigua cocina apenas quedan tres muebles volcados y astillados, amontonados entre los electrodomésticos para llevar a tirar. Paredes y suelos lucen desvergonzados los restos de mortero y ladrillos de los originales tabiques de obra.




Al otro lado de la estancia el Amo la espera sentado en una gran butaca de mimbre, vestido con vaqueros y polo oscuro. Lleva puestas unas fuertes botas militares. A su lado hay un cajón de madera volcado a modo de mesa sobre la que tiene unos guantes de trabajo, un cenicero con un par de cigarros y una lata de cerveza.

La perra comienza a desnudarse sin dejar de mirar el espacio que la separa de su Amo. No hay forma de andar por ahí sin clavarse una arista, piedra o esquirla de ladrillo o azulejo. 

- Amo... 

- Camina hacia donde estoy yo en línea recta. Un pie pegado al otro, como si anduvieses sobre una cuerda invisible.

La perra estira los brazos en cruz, simulando ser una equilibrista. Intenta mantener la neutralidad en la cara. Pero a cada paso se le van clavando las piedras de yeso seco y los filos del ladrillo. Le duele, pero continúa. A los diez pasos comienza a gemir de dolor. 

- Amo... no puedo... 

- Obedece o será peor.. 

La perra va haciendo equilibrios sobre los cachitos de ladrillo y poco a poco avanza sobre aquel suelo infernal. En uno de los pasos se le clava una arista de azulejo y pega un grito de susto.

- No puedo....!

- Está bien, entonces cambiamos. Continúa de rodillas. 

- Amo!!!! No... por favor.

- ¡Pues sigue andando, puta!

La perra comienza a llorar. Paso tras paso va sufriendo el dolor de las piedras. Intenta quitárselas frotándose las plantas de los pies con los gemelos y consigue aliviarse ligeramente. Parece que al Amo no le importa que lo haga.
 
Cuando al fin llega a la butaca se para. Abre ligeramente las piernas y coloca los brazos cruzados en la espalda, mirando al suelo. Éste estira una pierna mostrando la suela de la bota, está blanca y con piedras incrustadas.

- Lame. Las estrené hoy. Quiero volver a verlas como estaban antes de usarlas. 

La perra se agacha muy lentamente, buscando una superficie lisa en la que apoyar las rodillas. Sujeta el tobillo del Amo entre las manos, para que descanse la pierna y va lamiendo la suela del zapato, de vez en cuando, con la uñas, desincrusta alguna piedrecita de las hendiduras de la suela.

Cuando cree que ha terminado el trabajo para de lamer. Nota la boca completamente seca y arenosa. 

- Amo, necesito agua. 

- Claro, puta. 

El Amo se levanta y recoge del suelo, en una montaña de escombro, bajo un gran boquete de la pared, una botella arrugada de plástico vacía. Va al servicio y tira de la cisterna. Con el agua que cae del inodoro rellena la botella y vuelve a sentarse en la butaca. Se lo ofrece a la perra.

Cuando termina de beber le presenta la suela de nuevo. 

- La manchaste.

La perra vuelve a empezar el trabajo. Primero una bota, luego la otra. Al menos esta vez tenía el agua cerca cuando se le secaba la lengua.

El Amo comprueba el estado de las suelas, tras un par de objeciones, que la perra solventa, da por bueno el trabajo. Se termina de un trago lo que queda de la cerveza, la arruga y la lanza sobre el montículo de escombro de donde ha sacado la botella.

- Vete ahí y te tumbas boca abajo. Manos a la nuca y abres las piernas.

La perra se dirige al lugar indicado y se queda parada mirando el montículo. Busca con la mirada un lugar que se pueda tumbar sin morir de dolor en alguna costilla u otra zona frágil. Va tumbándose despacio, evitando aristas o filos cortantes. Aún así, una vez que ha conseguido cumplir la orden nota como se le clavan los escombros por todo el cuerpo.

El Amo se incorpora de su asiento despacio  mientras se deleita viendo luchar a su puta contra los elementos cortantes entre quejidos y resoplidos de desesperación.

Cuando está colocada del todo y pone finalmente las manos en la nuca, la deja así un ratito, para que asimile cada sensación. Sabe que aunque ahora esté sufriendo, más adelante recordará esta situación y se mojará como la perra masoquista que es. Y le pedirá más nivel.

Se coloca a su lado, sin llegar a subir al montoncito de escombro. Levanta el pie y lo posa sobre el culo de la perra, cargando poco a poco su peso sobre ella. La presión hace que se acentúen los pinchazos en la pelvis, justo sonde una piedra asesina le está recordando lo mal que ha elegido tumbándose ahí. Ella grita suplicando.

-Amo...!!! Por favooor!!!!

El Amo se apiada de ella y relaja la presión en el culo, pero vuelve a colocar la bota sobe un muslo, con el mismo resultado. Repite la misma acción recorriendo su cuerpo y presionando con la bota la espalda, los brazos, las manos, la cara.... 

La perra agotada de tanto gritar pide parar... está al límite. Los pechos le arden más que ninguna otra parte, al presionar el Amo en la espalda, nota un dolor punzante muy agudo en un pezón.

- Sabes cuál es la palabra de seguridad. En cuanto la nombres, paro y te marchas a casa.

La perra llora desesperada. No quiere irse a casa. Pero está sufriendo muchísimo. 

El Amo busca por el suelo algo durante un rato, dejándola descansar. Vuelve a los pocos segundos con una piedra de escombro en la mano. Le abre las nalgas y se la coloca lo más cerca que puede del ano, cuidando de que las aristas más vivas se le claven bien en el inicio de los cachetes. Se los cierra presionando. La perra gime.

- Nivel?

- ... Seis, señor.

- No me vale.- Busca una piedra mayor, un fragmento de pared con un cachito incrustado de ladrillo vivo. Lo lanza al aire y lo coge al vuelo apretándolo bien en la mano- Éste va a ser ideal.

Vuelve a abrirle bien las nalgas asegurándose de que el lado vivo da justo en el esfínter anal. Al juntarle de nuevo los dos cachetes la perra gime muy fuerte y resopla nerviosa. Ahora sí le duele de verdad.

- Amo! Nueve....!

- Ves? Ya nos vamos entendiendo.

Alcanza un rollo de cinta de embalar de uno de los muebles volcados de la cocina y con tres trozos, de cadera a cadera, une las dos nalgas bien prietas de la perra, asegurándose de que no se mueve la piedra de dentro. Esta comienza a llorar.

- Siéntate. 

- Amo...!!

-Te siento yo?

- No... no.

La perra entre quejidos y llantos se intenta incorporar sobre los escombros. Consigue a duras penas girarse y apoyar las nalgas, soltando un gruñido intenso de dolor. El Amo sonríe.

- Te quejarás... ¿No decías que necesitabas tu dosis de dolor? Agradéceme que me preocupo por ti. Chupapollas egoísta. 

- No, Amo, no me quejo - Se aparta las lágrimas y los mocos de la cara, consiguiendo embadurnársela más con el yeso y el polvo del ladrillo - Te agradezco que te preocupes por mí. 

- Así mejor... - Se levanta y se va a echar un cigarro al balcón. 

La perra aprovecha la ausencia para colocase mejor y aliviar de alguna manera el sufrimiento... aunque es imposible, a poco que se mueve, la piedra de entre sus nalgas se le clava y le saca un aullido y las de fuera lo hacen en los cachetes, las palmas de las manos y las plantas de los pies. Sólo quiere que pase ese tormento cuanto antes... pero el tiempo pasa lento cuando hay dolor.

Después de unos minutos de martirio el Amo decide cambiar de juego. Le ordena ponerse de pie y subir los brazos. Le ata las muñecas con una cuerda y se las engancha al cáncamo de la lámpara de techo, ahora vacío. Tira de ella hasta que queda colgada y apenas tocan el suelo las puntas de los pies.

Coge del mismo montón de escombro un trozo largo de cable y lo dobla por la mitad.
La azota fuerte con él durante unos minutos, marcándole el cuerpo con largas lineas encarnadas. Ella grita, se retuerce y se gira intentando evitar que el Amo repita el golpe dos veces en el mismo sitio, pero éste adivina la jugada y acaba golpeando hasta cinco veces en cada lugar. 

- Eso por hacer trampa, puta.

Tras el cable, el Amo se va a por una cerveza fresquita a la nevera, que han mantenido enchufada en una esquina durante la obra. A la vuelta, pensativo, se entretiene cogiendo piedras del suelo. Se coloca detrás de ella y le lanza una con toda su fuerza al culo. La perra pega un respingo del susto y grita.

- No te muevas, o te daré sin querer en donde no debo.

El Amo lanza otra un poco mas grande, esta vez le da al muslo. La perra vuelve a gritar.

- Nivel?

- Nueve, Señor.

Bien... vamos a jugar.

El Amo se está divirtiendo como un chiquillo con su puta, marcándole el cuerpo a pedradas. Esta llora y grita con cada una, sobre todo las que atinan en los pechos o en las piernas. Sólo un par se le fueron a donde no debían. Aunque sin daño grave.

Tras el juego de lapidación, el Amo, por fin accede a que la perra tenga su premio. Y la desengancha.

Tras una mamada de las que solo una puta agradecida sabe hacer, el Amo se corre en sus tetas y le hace vestirse de nuevo.

- Ven, princesa, te has portado de diez. 

- Gracias, Amo. Tu también - Y le guiña el ojo, coqueta. 

Ambos se abrazan y se besan. 

-Tienes hambre, puta? Te invito a una hamburguesa.

- Claro, mi Amo. Puedo quitarme ya la piedra del culo?

- No, princesa- Le da un beso en la frente- Yo te diré cuando hacerlo. Lávate la cara y vamos a cenar.













Dolor. Despertar

Como los osos con los primeros rayos de la primavera, así estoy despertando yo de mi letargo sexual. El morbo vuelve a mi cabeza. Veo luz al final del túnel.
Aun me quedan un par de meses para volver a mi rutina (esperemos) pero ya nos asomamos a la ventana a ver si hay alguien paseando por la calle del BDSM.

Volví a teñir mi pelo de rojo fantasía, que ahora, según la marca, se llama rojo sirenta... Vete a saber si la versión habría cambiado al verme a mí con este color. Me parezco a una "sirenita" como un huevo a una castaña pero... no seré yo quien le quite la fantasía al peluquero.

He escrito mucho estos meses. En mi diario personal, he movido mucho dentro de mí y me ha ayudado a asentarme. También empecé un proyecto de novela. Tuve varios intentos de leer alguna de temática BDSM pero me parecían demasiado moñas, van dirigido al público vainilla picante y se encuentran más dentro de la literatura romántica/erótica. (Pongo referencias al final del post). Como dice Amo, "Uds. le dan muchas vueltas a una mamada y cuatro ostias..." Así que una mañana decidí escribir lo que me gustaría leer en una novela. No soy escritora. Lo que si que soy es una gran devoradora de textos y relatos y sobre todo, más en estos últimos años, de blogs de temática BDSM.

A ver lo que sale jajajaja!! 

He coincidido un par de días con Amo. Fue rarísimo... volver a encontrarnos exactamente donde lo dejamos, como si no ubiese ocurrido nada, ni hubiesen transcurrido cuatro meses. Claro, él no dejó de trabajar durante todo el confinamiento, los demás nos hemos ido reincorporando al trabajo muy poco a poco, y en otros espacios.

Me tuvo que mandar varias veces al despacho, porque me quedaba embobada mirándolo... Con la cara de papafrita bajo la mascarilla. "Joder que cansina! deja ya de mirarme! Me vas a gastar...!!" Me decía. 
"Espera, un ratito más" yo asomaba la cabeza por la puerta, suspiraba toda teatrera... y le mandaba un beso antes de desaparecer.

Luego ya solos, con todo el tiempo para nosotros, sin mascarillas, ya volví a mi sitio, a sus pies, con la cena preparada y unas cerves fresquitas. Amo puso una peli en el ordenador... que ni recuerdo. Sólo lo miraba a él... han cambiado de uniforme. Ahora está espectacular. Le sienta de maravilla (O yo estoy más salida que nunca y me resulta excitante hasta los enfermeros con el mono azul con capucha). 

Volver a sentir su polla ahogándome, sus manos sobre mi cuello y mi cara, con fuerza, acabar llorando, con la cara ardiendo y el pitido en los oídos. Pedir más y correrme de puro dolor. No podía creerme que hubiese aguantado tanto tiempo sin aquello.

En un momento dado, entre guantazos, pellizcos y lametones, me avisa de que me abofetearía duro varios golpes seguidos. Asentí y me preparé.

- Cuantas ostias crees que te mereces... 

- Mil (Sé que es exagerado. Pero también sé que me las merezco... por lo bien que me porto y lo buena perra que soy)

 - Mil?

- Vaaaale... cinco. (Pero sigo mereciendo mil)

- Colócate. Aguantarás?

- No lo sé...

Me arrodillo frente a él, relajo el cuello. Amo golpea. Los cinco, alternando mejillas. La cabeza me baila de mano en mano. Siento dolor. Mucho dolor.

- Sigue chupando.

Vuelvo a su entrepierna, chupo con ansia. Estoy excitadísima y Amo está duro como una piedra. Me levanta la cabeza por el pelo, me coloca.

- Cuantas

- Cinco

 Descarga los golpes de nuevo sobre mis mejillas. Me pitan los oídos. Lloro, gimo y escondo la cabeza entre sus piernas. Sigo chupando con más energía. Estoy a punto de estallar. 

- Quieres más?

 Asiento sin dejar de chupar.

- De pie. Cuantas?

- Cinco

Me abofetea de nuevo hasta que grito fuerte en el último. Apoyo la espalda contra la pared y me derramo hacia abajo. Me siento pequeñita. Necesito acurrucarme. Amo aprovecha mi postura para pegar mi cabeza a la pared y meterme la polla en la boca de nuevo. Me la folla duro, apenas puedo respirar, Noto la presión caliente de Amo sobre mi cara y el punzante gotelé en la parte de atrás de la cabeza. No puedo moverme. Golpeo su pierna para que suelte la presión. Amo me deja respirar unos segundos y con mi cabeza entre sus manos vuelve a follarme hasta que le llega el orgasmo. Gime fuerte. Si puta. Que rico puta. Esto era lo que yo echaba de menos. Puta. 

Termina separándose de mí, me ordena abrir la boca y con unas pocas sacudidas con su mano termina vaciándose sobre mi lengua.

Mantengo su corrida en mi boca abierta hasta que recibo la orden.

- Traga.

Me quedo exhausta...  recuperando la respiración... las palpitaciones en la cara y el ojo izquierdo no se van. Sabor a metálico en la boca. El semen de Amo y mi sangre de algún corte con los dientes en la cara interna del carrillo.

Le ayudo a componerse el nuevo uniforme de rodillas en el suelo. Ya no hay botones que abrochar. En lugar de la camisa ahora Amo lleva un polo oscuro. Eso, junto con  el pantalón multibolsillos le dan un aire juvenil super excitante. Le abrocho el cinturón... dos trabillas más lejos. Amo... te estas quedando en los huesos, voy a tener que tomar cartas en el asunto eh? 

Le beso la hebilla y lo miro desde ahí abajo. No puedo ser más feliz. Él me sonríe y me acaricia la cabeza. Buena chica.

Vuelve a sentarse en el puesto y reponemos la película. Yo ni la veo... estoy aun en shock. Tengo unas ganas enormes de acurrucarme y me tumbo en la moqueta junto a sus zapatos. Necesito unos segundos para asimilar. Amo preocupado me mira y me pregunta si estoy bien. Como en mi vida, mi dueño. Le hago una señal con el pulgar y sonrío.  

Tras un par de minutos decido que ya me encuentro en la realidad, que no es un sueño, me doy cuenta de que me he corrido. Se lo hago saber a Amo. Ni sé cuándo. Me coloco sentada en el suelo y ya si, feliz y satisfecha como hacía meses... (literal) terminamos de ver la peli entre risas y charlas de colegas.

Sé que aún queda tiempo para volver a lo que una vez tuvimos. Pero me conformo con poder escaparme algún día como aquel y estar un ratito juntos los dos.




También quería aprovechar para agradecerte todo el esfuerzo que has hecho por mantenerme entretenida durante todo el confinamiento. Siempre tuviste un ratito para estar conmigo y ver pelis juntos en la distancia. Eso para mí ha sido un apoyo muy importante.

Sabes que te quiero... pero te lo tengo que decir. Es mi trabajo.



Te quiero, Amo. Te quiero mucho.







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Referencia a los libros.

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Efectos secundarios. Confinamiento

Llevo más de mes y medio encerrada en casa. Qué barbaridad...!

Que cómo llevo el confinamiento? Pues la verdad es que está siendo toda una aventura interna. Sorprendentemente, y en contra de lo que me esperaba, leo menos de lo que querría y actúo más.

Imaginé que al tener más tiempo leería más, tengo buenas lecturas atrasadas, sin embargo es mi cabeza creativa la que está activada y siempre se me ocurren cosas nuevas para hacer. Bricolaje, manualidades, puzzles, escritura artística, jardinería...

También disfruto más y más tiempo los pequeños placeres de mi vida casera. Ese roneo en la cama desde que abro los ojos hasta que me levanto... La cocina de chup chup durante horas... Esas miradas cómplices con mis gatos que tanto me dicen... Esas horas perfectas de sol en la terraza mientras veo los pequeños brotes de las hortensias crecer... Sabes? Hoy por fin, después de dos semanas, se ha dignado a presentarse una flor de los cuarenta y siete capullos del jazmín.







Parece que todo es positivo... Pero no lo es. Tengo la desgracia de haber perdido el morbo. Todo. Absolutamente todo.

Quiero creer que me ha ocurrido ésto como un mecanismo de defensa. La noticia de que no volvería a coincidir con él en el trabajo hasta dentro de varios meses (los teatros y los eventos multitudinarios van a ser los últimos en restablecerse tras la vuelta del confinamiento) me rompió por dentro. Mi cerebro de alguna forma decidió hibernar, esperar. Dormir hasta que algo real vuelva a despertarle las ganas de rugir, morder y sentir al límite.

Físicamente se traduce en un letargo sexual extraño. No me masturbo desde hace mucho tiempo... y cuando lo he hecho me te tenido que obligar. Mis gifs cochinos... mis vídeos fetiche... mis juguetes... mis fantasías recurrentes con Amo... todo se ha dormido... está sedado, como yo.

A veces leo el diario... y me preocupa pensar que no soy capaz de volver a llegar a sentir el mismo placer con el dolor... Me asusta pensar que he podido perder mi humedad genética... mi esencia perruna, mi identidad.

Por contra, con José Ángel me va mejor que bien... Él sigue yendo a trabajar y contacta conmigo cuando tiene tiempo.

Ja! Cuando está en su casa chateamos como si fuéramos compañeros de trabajo. Por supuesto, soy hombre, charlamos de herramientas, materiales de construcción, máquinas y yesos para arreglar paredes y chapuzas caseras... Cuando está solo y tiene libertad soy de nuevo su princesa.... y vemos las pelis que elige juntos... (bendito Netflix) nos reímos de las tonterías del mundo y me pica para que le conteste burradas y groserías de las que tanto me gusta alardear...

Se ha convertido en un gran amigo. En alguien esencial en mi vida. Un apoyo en mi día a día y un ancla a la que agarrarme desde mi nube de aislamiento.

De vez en cuando me obligo a llamarlo Amo. Pero me resulta extraño. Eso si, me sigo poniendo mi collar cuando hablo con él. Y me reconforta cuando me ducho, me depilo y me arreglo y me pinto las uñas para él. Me da un pellizco en el estómago cuando lo veo en alguna foto que envía y sonrío como una boba cuando me manda a la cama y me dice que descanse y que me cuide...

Es tan extraño todo... Me habré vuelto vainilla? Me he enamorado? Volveré algún día a ser la puta de mi Amo?

Seré capaz de disfrutar del dolor como antes?

Volverá a ser alguna vez todo como fue antes del confinamiento....?

Fantaseo mucho ahora con el día en que me reencuentre con mi Amo de nuevo. Tendremos que volver a comenzar desde el principio, supongo... De momento sigue siendo todo un sueño lejano.

No me sueltes la correa, por favor. Tienes mucho que reconstruir. Pero lo daré todo para que así sea cuando decidas. Mientras tanto seguiré esperando mi Hola princesa, como lo llevas... y seré muy feliz a tu lado.


Te quiero mucho





P.D. Tengo una canción en mi cabeza repiqueteando desde hace dias...

Mercedes Sosa. Cambia... Todo cambia.

https://youtu.be/98XkPHcmCv0

Hasta mañana, mi dueño

Ritmos. Confinamiento

Por dónde empiezo...

Están pasando tantas cosas en tan poco tiempo, y cada día que pasa la vida se tuerce un poquito más.

A nadie hay que explicarle a día de hoy la tragedia que está ocurriendo en el mundo... lo que sí puedo es contar mi punto de vista. Mi historia particular.

Soy persona de buscar siempre el lado positivo de las cosas. Y aunque a nivel global no parece que haya absolutamente nada positivo, a nivel interno mío sí que lo hay.

Me dieron la baja por una bronquitis unos días antes del confinamiento oficial (estuve haciendo cálculos y debo llevar unos doce dias aislada en casa). Ya estoy casi recuperada, pero aun tengo secuelas en las cuerdas vocales y estoy sin voz desde hace semanas. Vivo sola. En un pueblo pequeño con apenas una decena de vecinos a mi alrededor. Mi única compañía son mis dos gatos. Mi vida activa diaria se resume en los 60 metros que tengo de guarida. Nadie más que yo y mis proyectos diarios.
Al principio comencé bastante activa, mil cosas para no aburrirme, proyectos, textos, lecturas, hasta cursos... pero día a día las actividades se van dibujando solas. Y soy yo la que va cambiando. Me tomo más tiempo para cada actividad.  Poco a poco el movimiento se ralentiza... las pulsaciones bajan... la vida se pausa. El tiempo hoy transcurre diferente dentro de mi.

Al otro lado del universo se encuentra Amo.

Sigue trabajando, pertenece a ese sector de servicios indispensables. De los héroes... de los que se exponen. Además tiene familia en casa, literalmente no para un segundo. Mucho estrés y preocupaciones continuas, desplazamientos, críos, limpieza, compras, ertes y muchas, muchas tensiones.

Los ratitos que contacta conmigo se le nota preocupado. Están pasando muchas cosas y muy rápido. Los compañeros del trabajo traen malas noticias... las tragedias empiezan a sentirse cerca. Leo sus mensajes e intento darle un toque de humor... buscar el morbo... calentarlo un poquito...  le pido instrucciones... le hablo de perras, putas y esclavas... sexo y dolor... Pero tiene la cabeza en otro lado... Me quiere, se preocupa por mi. Hasta pronto Amo. Descansa, mi vida. Cuídate mucho. Te quiero...

Vuelvo a mi reclusión. A mi silencio, a mi ritmo pausado, a mi mundo interno.



Sabes? Llevo un tiempo dándole vueltas... Me inspiró mi amigo Bruno.

El otro día leí un post en su diario (Aquí) sobre rituales. Algo hizo click en mi cerebro morboso...
Por qué no aprovechar este nuevo estado en el que me encuentro para sacarle partido?

Desde chavala sentía una extraña fascinación por el aprendizaje de las maiko... sus movimientos... los rituales... su propia esencia. Vivir para agradar, para entretener, cuidar y mimar hasta el más pequeño detalle, me fascina. Pero nunca tuve tiempo ni paciencia para rituales.



Hasta ahora. Esta circunstancia tan trágica me ha regalado de pronto un bien muy preciado. Tiempo. Ahora tengo tiempo y morbo. Buena combinación. Es el momento perfecto para practicar mis propios rituales.

Tampoco quiero saturar a Amo con dudas y permisos, así que me buscaré la vida, cuando lo tenga bien preparado le preguntaré qué le parece.

Estos dos últimos días los he dedicado a observarme. Ser consciente de cada movimiento que hago y las rutinas que tengo. He descubierto movimientos super sugerentes que quiero aprovechar. Un ejemplo, algo tan rutinario como el café cada mañana,  exactamente igual desde hace años... mis movimientos al tomármelo, ni me había fijado que giro el vaso en mis manos para notar el calor en las palmas... mirar a la ventana, abrir para que salgan los gatos a la terraza. Respirar el aire que trae frío, nieve. humedad... o calor, sol, flores... césped. Curioso eh? Y solo estoy hablando de mis primeros 40 minutos del día!!!

Así estuve estos días. Siendo consciente de cada sensación.

Con toda la información hoy me propuse crear tres rituales. He empezado con cosas sencillas, mi puesta de collar cuando Amo está al otro lado del chat, el pintarme las uñas y la rutina de masturbarme y rezar antes de acostarme.

El otro día vi un vídeo que me fascinó y querría compartir aquí. Es la clásica ceremonia de té japonesa. 

Quisiera usar estos movimientos y absorberlos en mis propios rituales.

La verdad, no se me ocurre cómo lo haré. supongo que lo grabaré en vídeo para no olvidarme. De momento me han salido bastante desastrosas... tendré que practicar.


Espero ir aprendiendo un poquito cada día.


Amo... Sé que pronto todo ésto de alguna manera pasará... Y tendrás a tu perra pendiente de ti como cada día. No veo el momento de verte de nuevo...



Cuídate mucho, por favor. Eres mi héroe.









8M

Aquí es cuando arween y Laura se dan la mano.

Ser mujer es lo más complicado del mundo... jajajaja!!!

No, hablando en serio. No concibo la sumisión si no es desde el amor y la aceptación de una misma.

Soy feminista? Por supuesto. Creo en la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

Llegar al 50/50? Por qué no? Aunque sin discriminación positiva. Sin imponer, desde la lógica y el respeto.

Tengo suerte. Mucha suerte, he nacido en una comunidad en la que puedo votar, estudiar, trabajar, comprarme una casa y decidir vivir sola e independiente. Y realmente es triste que sea la suerte la que determine si nazco o no con derechos, si voy a poder tener voluntad y sexo libre.

Por eso escribo. Porque puedo, porque desde mi posición de mujer libre debo hablar por las que no pueden.

Soy sumisa, pertenezco a mi Amo. Le he cedido el control de mi cuerpo y mi deseo. Pero no por imposición, sino por decisión propia y con un previo análisis personal:

- Soy feliz?  SI

- Me quiero? SI

- Me respeto y/o valoro como mujer? SI

- Necesito depender de alguien, anímica, económica o laboralmente? NO

- Puedo dejar esta relación cuando quiera? SI

- Confío plenamente en mi compañero/ Amo? SI

- Me satisface mi nueva condición de sumisa? MUCHO

Lástima que solo haya un día al año en que salgan todos estos temas a la luz, confío en que pronto no necesitemos una fecha para salir a la calle a que nos escuchen

Quisiera desde esta plataforma, y precisamente desde ésta, poner voz a todas esas sumisas que no lo eligieron, todas esas que sufren golpes, azotes y vejaciones y no lo pidieron, todas esas mujeres que son tratadas como inferiores sin juego sexual de por medio, y están encerradas sin consentimiento.

Por las mujeres, con las mujeres, para las mujeres. Este año no se convocó la huelga... pero hoy, como cada año saldré a la calle y gritaré por mí y por todas aquellas que no pueden gritar.

Un abrazo a todas.