Pero ya está hecho. Ocurrió y ya no hay vuelta atrás.
Crucé la línea y herí a alguien a quien quiero mucho.
Era una tarde divertida, risas y juegos, bromas, jaleos y comilonas... hacía tiempo que no nos veíamos, y si, el espacio era reducido, pero nos apañábamos.
La verdad, no sé exactamente el momento en que empecé a saturarme. Ya estábamos recogiendo para irnos. Estaba muy cansada, mi primer día de vacaciones tras un mes terrible de trabajo. Las bromas dejaron de hacerme gracia. Los piques no me eran divertidos... No pillaba los dobles sentidos ni los giros de vacile. Y en una de las risas me pilló de lado y con la mano abierta y le solté un azote en el culo a una amiga. Además sonriendo. Ahi lo tienes. PLAS! Por tocapelotas. Y me quede más ancha que larga. De esos azotes que das a gusto, que pican, pero que molan. Que te provocan un respingo y sueltas un Ay!
Claro. Para mí.
Cuando fui consciente de lo que acababa de hacer era demasiado tarde. Le había dado un azote a alguien a quien no sé si le gustan. A alguien con quien no he consensuado nada, y a quien había calibrado a ojo por cómo jugaba con los críos. Lejos de conseguir el efecto deseado, cuando volví a disculparme, me la encuentro con la lágrima en el ojo.
- Me has hecho muchísimo daño!
- Que dices? Ostia, perdóname.
- No, perdóname tu. No sabía que te había ofendido- Ahí rompió a llorar.
Me derrumbé. Qué cojones había hecho? Yo también comencé a llorar. De pronto me había convertido en un monstruo. En una maltratadora. En una abusadora. Y lo peor... Ella era la que me estaba pidiendo perdón a mí cuando no había hecho nada para ofenderme.
No sabía cómo arreglar aquello. Me deshice en mil perdones... intenté excusarme... Mi hermano me miraba como si estuviera enferma... y me planteé que igual tenía razón.
Nunca había cruzado la línea. Ellos saben de mi vida como arween, conocen mis tendencias masoquistas. Pero apenas hablamos del tema y jamas, jamás les he planteado ningún juego. Según mi hermano, el nivel con que le dí superaba de lejos lo tolerable.
- Tu me das uno así y te parto la cara. Me dijo en un momento.
Quería morirme. Solo llorábamos las dos... Algo valioso había roto sin ser consciente. Y estaba muerta de miedo por haber jodido mi relación con ellos.
Me merezco que no vuelvan a hablarme en la vida. No existe excusa. Eso no se hace.
Al final ella marchó a casa... entre abrazos y besos... Me perdonó, aunque yo se que algo así no se perdona nunca, Ya no será la misma conmigo, ya temerá provocarme o gastarme bromas. Y me lo merezco por violenta y por desmesurada. Siempre lo digo. Soy como un oso jugando con ratones. No mido el juego. Mi familia lo sabe. Ella ahora también, me temo.
Si sirve de algo, Te quiero muchísimo. Nunca quise herirte. Eres una persona a quien admiro y de la que me siento orgullosa por formar parte de mi gente. Alguien de quien aprender.
Una vez más... siento haber cruzado la linea.
P.D.
Escribo esto unas semanas después. Tuve una conversación con ella. Conseguimos reconciliarnos. Por supuesto reconocí mi y terrible error y juré no volver a tocarla.
Te quiero mucho. Gracias por ser tan buena gente.
Hola peque,
ResponderEliminarsoy yo de nuevo, este escrito me llego al alma, no se que escribir la verdad, lamento mucho esto
muchas beses herimos sin querer a las personas que amamos, es simplemente increíble el poder que tenemos para herir con un acto o una palabra, mi consejo es que no te culpes ella te perdono, y las cosas pueden ser como antes y aun mejor, trata a tu amiga bien hazle ver la genial clase de chica que eres y que no eres una abusadora, un detalle un regalo puede alegrar el día de alguien, además se lo debes.
perdóname por estar tan desaparecida han pasado muchas cosas que ni te cuento la mayoría malas pero ahí seguimos adelante. gracias por compartir estos trazos de tu vida con nosotros te quiero peque
att: jade sofhia