Ahondando en mi sumisión

Hace tiempo que no escribo, y no por falta de ganas, sino porque no veía sentido a escribir. Supongo que las novedades y las primeras sensaciones ya se van pasando y la relación es mas profunda y tranquila.

Es como si hubiese pasado una fase más. Las fiebres y los calentones se suavizan, y los sentimientos se afianzan.

Llevo tiempo dándole vueltas a ésto. Sigo necesitando mi dosis de dolor, por supuesto, pero necesito aún más seguir sintiéndome la perra de mi Amo.

La otra noche creo que pasé de nivel. Estábamos viendo una peli, bueno, Amo la veía, yo sentada a sus pies lo observaba atenta. Curioso punto de vista el de perra. La pantalla del ordenador se ve distinta desde ahí abajo, se distorsionan los colores y se ve todo como en negativo. El primer día que Amo me permitió sentarme a cenar a sus pies y vi aquel efecto me humedecí. Parece una tontería pero el ver las películas distorsionadas me ayuda enormemente a sentirme arween.

Aquel día, ni miraba la película. Sólo lo observaba a él... Amo, ahí arriba, concentrado en algo que desde luego no es ni la mitad de interesante que lo que yo tenía delante de mí... Jo, Amo...mi Amo... mi Dueño, mi Señor.... aquí estoy... me sentía la mujer con más suerte del mundo. Te diste cuenta de que te observaba, me sonreíste y me acariciaste la cabeza... buena chica. Se me puso un pellizco en el estómago. Debiste verme con hambre, porque sin quitar la vista de la pantalla me ofreciste mi premio para que comiera... cosa que hice con muchísimo gusto.

Y ahí estuve un rato bien largo, con mi premio en la boca, saboreándola como un gran caramelo, mientras tu seguías la película... yo intentaba no excitarte demasiado, que fuese más un largo masaje, que se alargase lo máximo posible, no quería que se terminase y notaba que tu querías lo mismo... porque no me pedías que aumentase el ritmo. Y en ese tiempo fue cuando realmente me sentí en  mi lugar. Me dio tiempo a pensar muchas cosas... a desgranar mis sensaciones, el pellizco del estómago no se iba. Qué era eso que sentía, orgullo? Me sentía orgullosa? Llena? Te amaba?... te necesitaba...? En aquel momento no querría estar en otro lugar que en aquel, trabajando en lo que mejor se me da, la polla de mi Señor.




Pude haber estado ahí tranquilamente hasta el final de la película si hubieses querido, Señor. Nada me haría más ilusión, pero empezaste a excitarte, notaba como se me iba hinchando tu polla dentro de mi boca. Pusiste tu mano en mi cabeza y aumentaste poco a poco el ritmo, tomaste el control y me dejé hacer. Te follabas la boca de tu perra, llevando tu polla al fondo de mi garganta... bien puta, esto se acaba... vamos a llevar al Amo hasta el cielo. Humedecí mis pulgares, levanté los brazos pasando por debajo de tu camisa y comencé a masajearte los pezones... estaban duros y en punta... y ya todo fue cuesta abajo y sin frenos. Comenzaste a gemir.. a embestir, a tirar de mi pelo para levártela más dentro. Te levantaste casi de un salto, sin soltarme la cabeza y así de pie terminaste de masturbarte con tu perra. Siii... puta de mierda. Trágate hasta la última gota y sirve a tu Amo, me dijiste.

Descargaste violentamente al tiempo que iba tragando. Empujaste fuerte una última vez y luego bajaste el ritmo. Me acariciaste la cabeza, bien hecho, perra, buena chica.

Y tras componerte el uniforme volviste a tu asiento, tuviste que revobinar un poco la película...te habías perdido la batalla final, cachis, si es que uno no puede entretenerse... jajaja!

- Tengo hambre, puta, y mi cena?

- Voy, Señor.

Qué fue lo que te hice aquel dia...? Filetes rusos y puré de patatas...? si, eso fue. Que ricos me salieron.... lechugas. Te serví la cena con dos cerves fresquitas, una para ti y la otra para mi y volví a mi sitio. Ya habías empezado a ver otra película, esta vez si estuve atenta a la pantalla. Aunque de vez en cuando se me iban los ojitos a tu boca. Me excita mucho verte masticar y tragar. Sobre todo cuando te lo he preparado yo. Es como si una parte de mi entrase en ti con cada bocado...

De vez en cuando me ofrecías un trozo de tu comida,

- Come, mujer, estan buenísimos...

Aceptaba el trocito que me dabas, pero comía sin hambre, el pellizco no se iba, así que lo dejé estar, con mi sonrisa de papafrita incrustada en mi cara...y el orgullo infinito de quien hace bien un trabajo y se siente recompensado. Y así pasamos la noche, una más, hasta que tuviste que hacer tu ronda y me mandaste a casa, derecha y sin entretenerme...

- Te quiero, mucho Amo.

- Más te vale. A casa, venga.


Sabes? Comentaba @C, un compañero de morbo del sótano que en estos últimos meses le estaba viendo un sentido nuevo a las palabras Amo y Sumisa, que no debían decirse tan a la ligera, pues a mi me está pasando algo así también. Cuando al principio te ofrecí mi sumisión el 90 % de mi interés era sexual, pero a medida que esta pasando el tiempo es como si la parte sexual se fuese transformando. Sigo corriéndome como una perra cuando me azotas y me sometes, y cada vez tengo más necesidad de dolor, eso no cambia, pero esa pequeña parte de dominación, de control mental, de sumisión está invadiendo a la parte sexual, es como si ya el dolor por dolor no tuviese sentido si no va acompañado de mi entrega.

Estoy cada vez más unida a ti, no se explicarlo, porque es la primera vez que siento ésto. No se parece al amor. El amor es como un vacío en el estómago, un vértigo, un viaje a velocidad del rayo y sin frenos. Esto es completamente diferente, es la sensación de caminar en el aire, de flotar sin esfuerzo, de sentirte calentita y arropada. Sin nervios, sin prisas, sin miedo. Tener la convicción de que estás ahí, de que pueden pasar días, semanas sin vernos y tener la certeza de que estás ahí para mi. Igual que yo lo estoy para ti.

Gracias, gracias, gracias por regalarme tantas sensaciones nuevas, Amo...

Te quiero.




No hay comentarios:

Publicar un comentario