Rumbo al Zordeste: Vitoria parte II

 Urtzi... Urtzi.... Urtzi. Ya no se me olvidará nunca más. Como todo lo bueno que sucede por primera vez.




Me tengo que remontar a los días previos al evento en Valladolid. Más concretamente, al viernes. Estábamos KelPa y yo en casa, yo organizando mis cosas, él cosiendo el collar para su puppi, (voy a pedirle una foto... es un artista del cuero). Hacía un calor del demonio y andábamos con los ventiladores pegaditos al cuello. 



Esa mañana habíamos ido de compras a la ferretería. Por fin KelPa se convertía en miembro vitalicio de los fetichistas de la Dremel. Yo ya he fundido tres. Y como les contaba... la uso hasta para limpiarme el culo. No he conocido herramienta más versátil y práctica desde la invención de la rueda. (Llamadme sexista, pero estoy convencida que la inventó una mujer).

El caso es que, según me contó, iba a venir un compañero de morbo (me dijo su nombre, pero en cuanto terminó de decirlo lo olvidé) para intercambiar ideas sobre bricosado.

Así pues, este chico tan simpático... (me volvió a repetir el nombre cuando nos presentó, pero se me volvió a olvidar) era un manitas y estuvimos charlando sobre las pijaditas que traía la Dremel y la cantidad de cachivaches que se podrían adaptar, ah! también me habló de sus sueños. Según me contaron él soñaba inventos y al despertar los apuntaba. Esta última vez soñó un carcaj desmontable para floggers fabricado con la impresora 3D, estoy deseando ver cómo desarrolla el invento, me pareció una idea muy buena. Me regaló, por cierto, unos adaptadores cilíndricos para las cuerdas de Shibari llenos de pinchos, para colocarlos entre la cuerda y la piel, y aumentar el dolor. Son una monada.




A medida que caía la tarde decidimos bajar a echar unas cerves al fresquito de la sombra. Él (me volvieron a repetir el nombre... pero por alguna razón incomprensible se volvió a borrar de mi cabeza) trabajaba más tarde, así que estaba pendiente de tomar una cerve rápido, irse a casa, cenar y luego "tirar pal curro". 

El caso es que, como suele pasar cuando empiezas a hablar de morbos y cosas personales en buena compañía, se fue dilatando la tarde. Finalmente, desistió de seguir el plan inicial y apuró hasta el último minuto de charla con nosotros. A cambio nos ofrecimos a acompañarle al trabajo para alargar la conversación unos minutos más y dar un paseo, que ya caía la noche. Y "Él" (acabó llamándose así durante un par de días) al final cenaría en la cafetería de su trabajo, que le hacían descuento.

Entre tema y tema salió algo sobre cuerdas, o una anécdota de que había atado a alguien... ya no recuerdo, pero intervine:

- Nunca me ataron.

- En serio? No sabes lo que te pierdes.

- Supongo que en mi tipo de relación con mi Amo, no podemos permitirnos perder horas de preparación de cuerdas y me temo que tampoco tiene la paciencia que implica la técnica del Shibari. Tiene otras cualidades más... valiosas para mí - sonreí con malicia-  Jajajaja! 

- Quieres probar?

- Si no te importa... Pero hay un problema. Tengo una pequeña deformación en este brazo y no me llega a la espalda.

Se acerca a mí y me examina el brazo. Lo va moviendo conmigo hasta que encontramos una postura en la que no se fuerza y no me duele.

- Este brazo puede ir atado delante, así, sin problema. Lo ves bien?

- Perfecto. Gracias!

Así que se concretó que el día perfecto sería el lunes, porque yo volvía a casa el martes. Esa mañana yo cocinaría albóndigas (mi pago a la hospitalidad de quien me invita a su casa es cocinarle un superplato a elección. Eligieron albóndigas... pues albóndigas tocaban) y por la tarde una sesión de cuerdas con... ese chico tan majo que se llama... Él)


Capítulo de Valladolid, (quien no lo haya leído puede ir un post atrás y hacerlo)


Y llegó el lunes.

A las 11 en punto yo ya tenía la mesa de operaciones (cocina) inmaculada y el kilo y medio de carne picada atemperada para hacer albóndigas para un regimiento. Cogí el cacharro más grande que vi en los armarios y empecé a mezclar cebollita picada, pimienta, sal, la carne, huevos, pan... un pelito de cúrcuma, hierbitas... y con las manos sobaba y removía aquella inmensa bola de olores maravillosa. Por supuesto, manos limpias, y cada dos por tres lavar, manosear, limpiar, coger otro ingrediente, volver a lavar, limpiar el mueble de harina y aceite de las frituras.... Vamos, que podía estar mi madre orgullosa de la chef que tenía por hija.

A la una del mediodía salieron de la sartén las 35 albóndigas. Hice una super salsa de las de chup, chup para untar mogollón de pan, luego las patatas... ya podía dar de comer a una boda.

Sacamos un montón de tuppers para repartir. Todo pichi quería probarlas. 

Excuso decir que las albóndigas estaban de muerte. Repetimos plato, rebañamos con pan y recibimos las bendiciones de los comensales. (Me guardo la lista de invitados por respeto y amor, son cosas personales y aquí no vienen al caso). Siesta merecida y por fin, a la tarde llegó Urtzi (me obligué a aprendérmelo, ya me daba vergüenza no saber el nombre de mi futuro atador) y nos salimos a la terraza a charlar. Decidimos hacer tiempo para empezar cuando se fuese el calor, cosa que agradecí infinito, me veía con los sofocos y sin poder agarrar el abanico por estar atada... eso sí que sería una tortura, jajajaja!

Y por fin... empieza la preparación.

Decidimos hacerlo en el cuartito del fondo. Barrí, fregué el suelo bien, mientras Urtzi iba preparando sus herramientas. Cuerdas moradas!!! Me encantan. El morado es mi color favorito (que, dicho sea de paso, iban a juego con mi culo aquel día, tenía unos moratones redondos maravillosos del tamaño de una mano abierta en cada nalga, de la sesión del sábado con KelPa).

De su bolsa de juguetes saca, además, un Hitachi, varios floggers y el puto bicho del demonio. Nunca lo había visto. Le pido permiso para cogerlo...  

Una especie de látigo corto de goma, gordito pero terminado en punta, que pesaba bastante. El tacto era brutal, como el de los dildos, goma aterciopelada, super bonito. Espera, que lo busco en internet. Voy a pillar uno de estos en aliexpres... Amo, puedo? puedo? puedo??



A ver... conversación previa obligatoria. Urtzi me explica los pasos previos, me da la seguridad para que me relaje y me fíe de él, que no me preocupe, él va a moverme, yo solo me he de dejar llevar. Le comento que bueno, que sí, pero que soy enorme para moverme. 

- Crees que no puedo contigo?- Se me acerca por la espalda y me coge a pulso levantándome del suelo. 

- AAAAH! vale, vale! bájame! Me has convencido! No me moveré.

Pelo recogido, tijeras en la mano. Palabra de seguridad, si dices rojo corto. si dices verde o amarillo...

- arween es de números - Matiza KelPa- del uno al diez, siendo diez el máximo dolor soportable. Su zona de confort es el ocho, pero si te dice "para" es para y si te dice "corta" es corta. No bratea (termino que la comunidad BDSM utiliza para los bottoms a los que les gusta tocar las pelotas al dom, aun a sabiendas que van a salir perdiendo), ya lo verás, yo lo vi el sábado. En ese sentido puedes fiarte. Es sumisa de manual.

- Alguna cosa que deba saber sobre límites o técnicas?- Pregunta Urtzi

- No puedo decir que no tengo límites, porque no sé lo que va a ocurrir a partir de ahora y no puedo comparar. Eso sí, haz lo que te apetezca, lo que te pida el cuerpo, soy lienzo en blanco. Mi Amo me dio permiso.

- Yo estoy hoy aquí para darte placer.

- Y yo estoy aquí para que disfrutes haciendo algo que te gusta. Por cierto, KelPa, Puedes hacerme fotos? Necesito que mi Amo esté conmigo y me vea. 

Le doy mi móvil.

- Claro!

Vamos allá. Es increíble la facilidad con que me desnudo últimamente delante de la gente, sin pudor alguno. Gracias KelPa, eso me lo has enseñado tú. A quien no le guste, que no mire, verdad?

Me coloco de pie sobre la lona que previamente ha extendido Urtzi en el suelo. Le pido un abrazo extendiendo mis manos hacia él, pongo toda mi confianza. Me entrego sin reservas. Vamos allá...

Suena  música celta en su móvil, me relajo. Ya no tengo calor. Estoy super a gusto. Lo veo a él con el pantalón y la camiseta extendiendo una cuerda.

- No tienes calor?- Le pregunto bajito.

- Estoy bien así... No te preocupes por mí, cuando me apetezca me pondré mas cómodo- Me dice, mientras lleva mi brazo despacito a la espalda y comienza a pasar cuerdas por el hombro.

Poco a poco voy notando cómo voy perdiendo la movilidad. Primero un brazo. Luego el otro, como habíamos hablado, buscando la postura más cómoda y preguntando, a cada segundo, cómo me encuentro y si me incomoda algo. Va cruzando cuerdas por mi cuerpo. El pecho, bajo las tetas, conformando el arnés clásico entre mis carnes. Cierro los ojos buscando esa sensación de la que tanto hablan los amantes del Shibari, ese momento del trance al que uno entra con el roce de las cuerdas al ir pasando por la piel y el fundirse con el atador mientras el olor del cáñamo se activa con el calor del cuerpo... Pero no la encuentro. Sólo son cuerdas, y vueltas, y nudos y cuerdas... no noto más. Cada vez soy menos romántica. Lo siento.

De vez en cuando le echo un vistazo a mi atador. Está super concentrado. Se nota que él sí encuentra el romanticismo en lo que hace y no quiero sacarlo de ahí.

- Tenía que haber traído más cuerda...- murmura.

- Tengo aquí las mías si te hace falta - Comenta KelPa, que no deja de apuntarme con mi móvil.

Me da por sonreír

- Es que soy grande... sabes? en el curro me llaman Cuerpazo, me encanta jaja!

- Tranki -contesta a KelPa- hay suficiente, si necesito más te lo pido- y se dirige a mí- Relájate.

Seguimos a lo nuestro. Una vez que tengo inmóvil el tronco me pregunta bajito:

- Por donde quieres que siga? Puedo bajar más?

- No sé... claro! haz lo que te plazca. De verdad. No hay problema.

- Vale, pues vamos al suelo, que postura te es mas cómoda?

- De rodillas puedo aguantar, aunque no demasiado tiempo. En piernas cruzadas puedo pasar horas sin problema.

- Perfecto, te ayudo a sentarte.

Una vez sentada en el suelo ya termino de relajarme. Abro y cierro las manos, una la tengo a la espada otra pegada al hombro. Super práctica. Compruebo que me llega a rascarme la nariz. Mmm... y al ojo? no, al ojo no, bueno, si giro la cabeza un poco... y la otra... Céntrate zorda, que no vas a disfrutar. Instintivamente me toco el anillo en la mano que tengo detrás... y no lo noto. Ostia puta. Me toco todos los dedos entre ellos con la estúpida ilusión de habérmelo cambiado de dedo sin querer. Ay, no. No tengo mi anillo.

- Mi anillo! KelPa, no tengo mi anillo!! - Él hace como para buscarlo por el suelo- No no! no sé ni cuándo he dejado de sentirlo. Necesito algo, una cuerda, un alambre, lo que sea, por favor.

KelPa trastea en un armario.

- Una tirita, te vale?

- Si, porfi, me la pones? aquí detrás, en el pulgar... 

Perdón... perdón.- Me disculpo ante los dos. Me toco el anillo improvisado que me han colocado en el dedo. Me insulto por torpe y por mala sumisa... el peor momento del mundo para perder mi anillo. Ocho años puesto y lo pierdo hoy. Céntrate, zorda! que te estás cargando el momento.

Urtzi vuelve a su quehacer pasando cuerdas desde mi pecho hasta las espinillas y los muslos, creando un asa gruesa entre el tronco y las piernas. Él nota que estoy esforzándome por levantar las rodillas y facilitarle el paso de las cuerdas. Me reprende.

- No me ayudes. Si quiero moverte solo tengo que tirar de aquí- Agarra el asa del centro y tira para abajo con contundencia, volcándome hacia el suelo - Y si te quiero levantar solo tengo que hacer esto- Me agarra la coleta y con la misma fuerza me devuelve a mi postura- Así que déjame hacer.

- Perdón- digo tímida.

Diooos... me había puesto cachondísima en ese segundo. Pensé en decírselo, pero me lo callé. Demasiada violencia para una primera sesión y aún no lo conozco. Calladita estas más guapa, zorda. Pero ya he encontrado el punto de calentón que necesitaba. Empiezo a verle el morbo a esto.

Cuando ya me tiene atada a su gusto empieza a jugar con los floggers. Ahí ya estoy yo en mi zona de confort. Me iba haciendo sonar los instrumentos antes de usarlos sobre mi cuerpo. Escucho un tintineo, le veo en las manos las pinzas de los pezones, de las redonditas asesinas. Au. De pronto me acuerdo de mi piercing del pezón.

- Olvide despegarlo- Digo bajito. No quería desconcentrarle -  Me sale una pequeña legañita en la salida del aro, puedes quitármela y echarme crema para que no me desgarre?  

Tras hacerlo y comprobar que gira sin problema dentro del pezón me coloca la pinza. Lo hace desde mi espalda, de forma que noto todo su tronco tras de mi. En uno de los giros del tornillo de la pinza me saca un 8 de dolor, instintivamente aprieto los puños. Con tan mala suerte que la mano que tengo a la espalda le pillo carne y le doy un pellizco sin querer. Me entró la risa nerviosa. En mi vida he provocado a nadie teniendo tanto que perder. Él se lo tomó como un brateo y se rió también. Aunque su risa era más de te vas a cagar. Me acojoné. Se acerco a mí de nuevo por la espalda pegando todo su cuerpo, esta vez adrede y apretó más las pinzas. Estaba rabiosa por la impotencia y yo no paraba de reír. Au Au Au!! Cabrón!!!

- Perdona???? Me has llamado cabrón???

- Nooo no noooo! a ti no era....! No sabía como salir de aquel jardín. Lloraba de la risa de puro nervio. No podía parar.

- No decíais que eras sumisa de manual????

- Y lo soy!! Esto es horrible!!! que puta impotencia tengo, mieeerda!!!!- Me estaba imaginando desde fuera, atada como un puto botillo llorando de risa y pensaba para mí... Pa que coño te metes!! Los tres reíamos, no se como debería ser una sesión de Shibari... Pero esto estaba en las antípodas de lo que me imaginaba.

De pronto me dice serio. 

- Se acabó. A la de tres paras de reír. Una.... dos...tres.

Mano de santo, volví a mi concentración automáticamente. Necesitaba mi zona de confort. Dominante asertivo, orden directa. Gracias. Volvió el dolor. Esta vez con el asesino de goma, iba golpeando rápido y con la puntita sobre mi culo, bueno, la parte de arriba, porque aun seguía sentada. Qué curioso, notaba como pinchazos. Me vino a la cabeza la conversación que tuve con la esclava del sábado, la sesión del látigo. Recuerdo que me dio envidia. Tenía una oportunidad maravillosa de ver si podría aguantarlo, así que forcé el dolor y a mi ocho dije seis, a ver que pasa. UUUUUFF sí. Puedo más.

Él subió la intensidad. Picaba horrores, pero tenía que comprobar mi límite, ya estaba en 9 y dije siete. Mantuvo un ratito la intensidad sin dejar de mover rápido hasta que me saturé. Grité 9 y paró.

Aquí se me mezcla todo, sé que contaba hasta cinco y golpeaba con mucha fuerza en mis piernas. Gracias por el detalle de prepararme. Me he dado cuenta que aguanto mucho mejor el dolor.

Otro detalle que me explotó la cabeza. Yo ya estaba en mi globo... sé que lloraba y reía apartes iguales. Pero recuerdo que me hizo cerrar los ojos, mientras castigaba mi cuerpo con no se que coño que picaba también. Creo que era un flogger con flecos cuadrados según escuchaba hablar a KelPa. 

- En el momento que abras los ojos te voy a golpear con mucha fuerza. Cuando estés preparada. 

Asentí despacito. Qué buen juego para comprobar mi aguante. Aquí tomaba yo el control. Me gustó mucho.

Estuvimos un ratito así. Manteniendo los ojos cerrados, y cada vez que los abría los recibía un 9 con toda su fuerza en cualquier parte de mi cuerpo. Super recomendable. Le oigo decirle a KelPa "Nunca me había topado con alguien tan masoca" (o algo así) me sonreí, qué orgullo. Qué zorda, jeje..

Recuerdo también que me tumbó boca arriba dejando expuesto mi culo con las piernas cruzadas en alto. Ahí ya tenía acceso al culo para azotar en condiciones, que listo el jodío... (eso no se lo dije, claro). También, en otro momento me colocó de lado. Del lado del brazo que llevaba a la espalda. Sorprendentemente estaba cómoda, aunque me tuvo que reacomodar las cuerdas que me sujetaban una espinilla, según me contaba.

Sé que siguió con los golpes, ya no recuerdo ni qué... ni con qué... ni si estaba o no viva... hasta el momento que noté entre mis piernas el Hitachi. Empezó suave, acariciando mi entrepierna, pero de vez en cuando se hacía hueco entre mis carnes y lo hundía, apretando fuerte contra los huesos del pubis, de forma que la vibración me recorría la cadera entera. Sabía que aquello iba a acabar mal... con el chorro de marras y empapándolo todo, cosa que me incomodaba bastante, pero qué coño, no habíamos venido a jugar? pues fuera melindres. Me tomé, de todas formas, la precaución de avisar con tiempo.

- Espera, espera... No quiero mojar nada de la habitación. Movedme, que me cargo los muebles, por favor.

Así lo hicieron. Sin soltarme el hitachi tiraron de la lona que tenía debajo y me giraron de forma que mi coño estaba en un lugar seguro para soltar el chorro. Una vez me sentí cómoda de nuevo me dejé llevar.

Urtzi se desvivió, la verdad, para sacarme tres orgasmos de categoría. Dedos, manos, azotes, hitachi... Yo, cada vez que llegaba al climax retenía los gritos, sabía que teníamos vecinos enfrente, la ventana abierta de par en par y me daba mucha vergüenza... lo que hacía que me congestionase más.

Al sentir que no paraba e iba a seguir a por el cuarto orgasmo, exhausta perdida y con miedo a perder el conocimiento le pedí parar. No podía más con mi vida. Él me deja respirar y me coloca de nuevo sentada. Comienza a desatarme, al principio despacio, luego viendo que yo hacía por ayudarle aceleró un poquito.

- Sé que hay gente que necesita su tiempo de volver a la realidad - le digo -  Yo no, tranki. Mi aftercare es recoger y echar unas cerves juntos.

- Me parece maravilloso. Mira.

Me sujeta una muñeca con mimo y me la enseña. Luce las marcas de las cuerdas, sonrío.


 

 Noto la cara hinchada, la boca seca, me ofrecen agua. Me va dando besos tiernos a medida que retira las cuerdas por el cuerpo, espalda, brazos, me dice, lo has hecho muy bien. Tu también, le respondo con cariño. Gracias.

Observo con horror que la lona esta completamente empapada.

- Lo siento...

- Se lava, tranquila.

Siento como si me hubiese despertado de una larga siesta, me estiro. 

- Tengo hambre.

- Y nosotros- Dice KelPa, son las 11 de la noche.

- Ostias! de verdad???

- Tres horas has estado. Empezasteis a las ocho.

- Vaya, espero no haberos aburrido. Gracias gracias gracias... Vuelvo a abrazar a Urtzi  y le doy un beso en los labios. Eres un sol.

- Has estado genial.

Mientras me voy despejando recogen los cacharrines. Agarro el puto látigo del demonio del suelo y le doy un beso en el mango. Puto cabrón, como me has gustado.


Ya despejados en la cocina voy super preocupada a la nevera. Dónde cojones he podido perder el anillo?

- Anoche te lo vi puesto- Me dice KelPa

- Si no me lo he quitado nunca!!!

De pronto me vino a la cabeza las albóndigas. Fijo que ha sido ahí, mientras manoseaba la carne y hacía las bolas. Te imaginas??? Cogí los tuppers, los volqué en un plato llano y, con un tenedor fui partiendo cada albóndiga por la mitad. No, aquí no está... mieeerda.

- En los desagües no está. No cabe por ninguno. Ni en el fregadero- Me dice KelPa volviendo del pasillo - Miraste en la basura?

- Igual, entre que me lavé las manos setecientas veces y me secaba con papel y lo tiraba... en una de esas se ha ido.

- Te lo busco- Hace el ademán de abrir el cubo.

- Ni de coña- si está ahí, ahí se queda. Amo no merece un anillo lleno de mierda.

KelPa me da mi móvil. Le agradezco infinito el esfuerzo por estar toda la sesión mirando. Hay mil fotos y videos! Uuufff no me apetece verme. Me quedo con lo vivido. Pero mi Amo sí quiero que las tenga.

Mensaje al Amo

* Acabo de salir, ha sido brutal. Me hicieron fotos, te las mando directamente, no quiero verlas. Hay siete mil.

- Te lo has pasado bien?

* No te haces una idea. Te quiero muchísimo. Gracias por dejarme. Ya te contaré, estoy molida.

-  👍❤

Cenamos las medias albóndigas en la terraza fresquitos. Yo feliz como un crío con zapatos nuevos y  cada vez que miraba a Urtzi le sonreía orgullosa. Gracias, gracias, gracias... de corazón.





 





Rumbo al Zordeste: Vitoria (parte I)

 Jo, Amo, Cuando hace una semana leí que me dabas vía libre para disfrutar mi viaje como quisiera y que me divirtiera jugando, poniendo yo mis propios límites, ni de lejos me imaginaba que iba a vivir tan intensamente esta semana.

Esta vez mi visita a mis amigos de morbo me llevó a Vitoria. KelPa y Enerito eran las protagonistas. Han estado conmigo desde hace años, desde que empezamos en el grupo del Sótano. Son hermanos para mi ya. No hay nada que no sepan de mí, conocen mis morbos más internos, y me parece que después de estos días ya no me queda más que contarles.

No conocía Vitoria, para empezar, ni a la comunidad BDSM de allí. Y me quedé enamorada de sus rinconcitos. Las gentes del norte tienen fama de acogedores y generosos. No puedo decir lo contrario. Me sentí super cómoda.

Aproveché las fechas, además, para asistir a un evento que se celebraba en el local BDSM Dark Velvet, en Valladolid, me apetecía empaparme de morbo y nada mejor que una fiesta del Spank para hacerlo.

Así que, tras unos días viviendo en Vitoria, que aproveché para ponernos al día KelPa, Enero y yo, y de paso conocer a duke, el sumiso-pet de Kelpa y a sus colegas de morbo (Urtxi... Ya no se me va a olvidar nunca más su nombre, ya leerás por qué), preparamos la mochila y "tiramos pa Valladolid"

Viajamos prontito, KelPa, duke, Ace y yo, luego a la tarde se nos uniría Enero. Habían alquilado el local unas horas antes y tenían planeado sesionar y dar unas nociones básicas de azotes a Ace que quería practicar. así que me ofrecí como spankee (que zorda... jajaja!) para que practicase todo el que quisiera. Lienzo en blanco.

Pasamos por el Mercadona, pillamos cosas para comer, y entramos en el local. Me encantó la ubicación. Un polígono industrial a las afueras de Valladolid, que precisamente, un sábado está completamente vacío y nadie molesta, ni molestan a nadie. 

Flipé. Era exactamente como describen en 2364 la mazmorra de José Ángel. Salvo la columna de pirámides afiladas, y el espejo, ah, y el armario de herramientas, aunque sí que había colgadas fustas, floggers y varas por las paredes. Ah, y una lengua de dragón... Me estremecí ligeramente al verlo, recordando mi anterior experiencia en la mazmorra de la Señora Aiguaneu (aquí).

Suelo de tarima imitando madera clara, una barra de bar con banquetes altos, una zona de sofás y asientos tapizados con materiales plásticos, para poderse lavar, y luego, a lo largo de la estancia, desperdigados los diferentes muebles de tortura, potros de varios tipos, jaulas, cruz de San Andrés... No faltaba de nada.



Comimos tranquilamente y tras unos minutos de relax nos pusimos manos a la obra. 

- A ver - dijo KelPa- Qué plan tenéis, qué queréis hacer.?

- Ni idea- contesté- no tengo ningún plan. Lo que veáis vosotros. Me presto a lo que surja.

Nos desnudamos y nos sentamos en el suelo mientras él iba abriendo la maleta e iba sacando con dedicación cada elemento y extendiéndolos por el parqué.

En ese momento me enteré que estábamos ahí para dar una pequeña clase teórico-práctica del azote, Cosa que Kelpa hizo magistralmente. He de reconocer que tengo poca base teórica. Amo y yo somos más de tirarnos al barro e ir aprendiendo sobre la marcha, con lo cual me pareció super interesante. Capas de la piel, y como reaccionan a los golpes, zonas de más o menos riesgo... efectos de cada elemento en la piel al golpear. Calentamiento y aguante del cuerpo al precalentar una zona.... me resultó super interesante, la verdad.

Momento de la práctica. Me pide, por favor, que me coloque en el potro, explica las diferentes posturas del cuerpo a la hora de recibir los golpes. No es lo mismo, ni duele de igual manera tener al Spankee con el glúteo relajado (de pie, o apoyando los codos en el potro, por ejemplo) que con el músculo completamente tenso (que es cuando se está de cuclillas). Empieza a palmear mi culo mientras explica cómo colocar la mano y los efectos de cada forma. Le toca el turno a Ace, tras pedirme permiso para tocarme, comprueba de forma práctica lo que va explicando Kelpa, valora cada parte del culo, las zonas con mas o menos grasa, (he de reconocer con orgullo que tener un culo tan grande me permite tener mucha más capacidad de azotes). Las zonas prohibidas (riñones, corvas, caderas...).


Me dan las gracias y me voy a sentar al suelo, KelPa, tan atento como no existe nadie, me trae un gran cojín cuadrado para que esté mas cómoda. Le toca el turno a duke, se coloca en otro potro y empiezan Kelpa y Ace a practicar con el flogger en el culo del pet, Intensidades (del 1 al 10), colores (azul, verde, amarillo, y rojo) como forma de informar al spanker los niveles de dolor. Me gustó observar. Ver a otras personas sus rutinas en las sesiones me aporta mucho. Además, me di cuenta de que los Doms tienen que fijarse en las reacciones del cuerpo del sumi. Muchas veces dan más información que las propias palabras, y observé además, que particularmente duke da muchísima información con el cuerpo. También me gustó ver cómo gestiona el dolor. A mí me da por llorar, en cambio a él le salían unos gruñidos super curiosos. Luego me contó que, al ser pet, esos gruñidos le ayudan enormemente a encontrar su esencia primal. Me pareció una pasada. Cómo cada uno va adaptando sus morbos ante los mismos estímulos.

Estuvieron bastante tiempo, tanto que ya se le notaba el dolor y el cansancio. Le pido un segundo de atención a Kelpa y cuando se acerca a mí le sugiero que si ve que su sumiso necesita un descanso me ofrezco para sustituirlo. Me dice, no. Espera, que él mismo lo exprese. 

Tras unos minutos más es mi turno de nuevo, bien! esta vez sobre intensidades y números. Empezó con golpes suaves. Explicando la importancia de la comunicación entre ambos.

Fue pasando de herramienta en herramienta, desde mi nivel cero de dolor (hola buenos días, yo pasaba por aquí...) a cuatro, seis... cinco... hasta que uno de los golpes llegué a mi ocho. Intenso, picante, super gustoso. Seguimos un rato largo. Luego practicó Ace con varias herramientas. Le iba explicando los efectos de cada herramienta. De hecho, ocurre que una de ellas, la pala de cuero dura de dos colas, da el impacto más fuerte en las puntas que en el cuerpo, lo que hace que el impacto más duro me llegue casi a la cadera cuando golpea al centro del culo. Picaba bastante, por cierto. Muy recomendable. Yo le comenté los diferentes tipos de dolor que siento, desde el picante, al contundente, agudo, lacerante, como de pinchazo, de calor...

Cuando Ace pensó que ya tenía bastante práctica tomó el relevo KelPa. 

He de decir que a pesar de no haber sesionado nunca juntos, ambos sabemos mucho sobre el otro de tantísimas conversaciones que hemos tenido, y de los intercambios de lectura de nuestros respectivos diarios, lo cual fue una tremenda ventaja, puesto que pude dejarme llevar sin problema.

Alternando intensidades, ochos, nueves y algún que otro diez, acabó por sacarme a golpes un par de orgasmos brutales entre lágrimas y aullidos... 

En cuanto me relajé fui consciente que los otros dos compañeros estaban mirando, lógico, estábamos solos los cuatro, no había otra! Me morí de la vergüenza. 

- Perdón... jeje...

- Nada! ha sido maravilloso.

El pobre kelPa estaba sudando del esfuerzo. Le pedí perdón también... y le di las gracias. Tardaría unas horas en dejar de notar los latigazos en el culo. Aún hoy sigo con dos grandes moratones negros en las nalgas.

Tras el juego, teníamos todavía unas horas para recoger todo, desinfectar y dejar limpio el local. A las diez empezaba el evento. Mientras íbamos recogiendo Ace de pie, pensativo dice en voz alta:

- Puedo daros un abrazo?

- Pues claro!!! 

- Quiero agradeceros la experiencia.

Nos agarramos los cuatro en una piña y nos dimos todos las gracias por el rato tan chulo que habíamos pasado. Vamos a recoger! Que nos pilla el toro!!  

Yo que me había traído mi corsé negro, mis zapatos nuevos, y el maquillaje para estar deslumbrante... después del rato que acabamos de pasar me dije... paaaaso de liarme. Me dejo lo que tengo, que al cabo es negro (había código de vestimenta) y me quedo descalza, que me encanta. 

Mierda, el collar de perra se quedó en Vitoria. Por suerte Enero aun no había salido de casa y me lo pudo traer más tarde.

Una hora antes del inicio llegaron los anfitriones de la fiesta. KelPa me comentó que en realidad montaron ellos el local, pero son en total unos 40 miembros, que tras hacer numerosos munchs (quedadas sin protocolo de charlas y de intercambio de morbos) acabaron decidiendo crear un local propio. Me parece una idea maravillosa. Todas las iniciativas de este tipo me resultan de una valentía tremenda. Les deseo todo lo mejor. (el enlace a su página aquí)

Jo, todo lo lanzada que soy en distancias cortas se va a tomar por saco en cuanto me encuentro rodeada de gente... Me encantaría ser como KelPa. Hablando con todo el mundo, riendo y gastando bromas... Me da envidia. Me quedé sentada con mi coca cola un buen rato. De vez en cuando alguien me daba conversación... y ahí me sentía más cómoda, pero en seguida se pasaba. Agradecía infinito cuando alguien de mi grupito me comentaba algo. Pero de los cuatro, tres éramos introvertidos. Vaya tela, jajaja!

De pronto, en un momento de la tarde veo a mi lado un sumiso con el collar que reconocí de Kelpa con unas mallas de cuerpo entre morados, y azules, un arnés de pecho y una máscara de perro. Coño! duke! Aluciné con el cambio de vestimenta. Le quedaba super bien! y esa máscara... me enamoró completamente, y encima la máscara también era morada, mi color favorito.




Me quedé con ganas de saber más cosas de su fetiche, no conozco a ningún pet. Me pareció fascinante. 

De vez en cuando se perdían KelPa y su sumiso para jugar en los potros, al igual que otras parejas. Cada uno dando rienda suelta a sus juguetes de castigo. Me propuso también a mí si quería recibir una dosis más de lo de aquella tarde, pero preferí no hacerlo. Entre tanta gente no me siento cómoda y ya tuve mi dosis de dolor en aquel día. Se lo agradecí, por supuesto.

La noche fue pasando, la música amenizaba las conversaciones y conocí a gente super maja. Al final me lo paso bien, siempre acabo charlando con gente curiosa y morbosa como yo. Como el caso de xena, una esclava que me cautivó por el aguante. Me enseñó fotos de una sesión de látigo. Me morí de la envidia, tenía espalda y culo llenos de cortecitos. Un trabajo impecable, la verdad. También entablé conversación con Vlad, que traía una maravilla de herramientas y me fue enseñando.

De pronto veo al fondo a KelPa recogiendo molesto su material. Qué lechugas habrá pasado. Más tarde me comenta lo ocurrido y me parece relevante comentarlo por este canal, porque pasa más de lo habitual y no debería.

Cuando una persona está probando un flogger, una vara, o lo que sea y tú ves que no lo está haciendo correctamente, de base te quedas quieto y no opinas, pero si quisieras hacerlo, lo correcto es acercarse y comentarle educadamente si le importa recibir un consejo, o una puntualización. Y lo que ocurrió fue que KelPa estaba explicando a enero como dar los golpes con un flogger, y de pronto vino otro dom y le quitó la herramienta a enero de la mano para explicarle también la mejor forma de hacerlo. 

Con razón se molestó y dejó de sesionar. Se acabó el juego. Lo malo fue que el daño colateral, duke, se quedó sin sus adorados azotes. Afortunadamente, tras el incidente y a medida que los invitados iban despidiéndose y desapareciendo, y ya con menos gente en la mazmorra, el pet recibió con creces su sesión con su Amo que tanto necesitaba. Por cierto, nos juntamos Ace y yo cerquita para disfrutar en primera línea de la sesión. Super placentero, he de decir. Un gusto ver sesionar y disfrutar entre amigos.

A eso de las tres de la madrugada decidimos marchar nosotros también. Dormimos en un motel cercano, y al día siguiente, tras comer en una super pizzería en el centro de Valladolid, los cuatro, ya convertidos en amigos de morbo, volvimos a Vitoria.