Jo, Amo, Cuando hace una semana leí que me dabas vía libre para disfrutar mi viaje como quisiera y que me divirtiera jugando, poniendo yo mis propios límites, ni de lejos me imaginaba que iba a vivir tan intensamente esta semana.
Esta vez mi visita a mis amigos de morbo me llevó a Vitoria. KelPa y Enerito eran las protagonistas. Han estado conmigo desde hace años, desde que empezamos en el grupo del Sótano. Son hermanos para mi ya. No hay nada que no sepan de mí, conocen mis morbos más internos, y me parece que después de estos días ya no me queda más que contarles.
No conocía Vitoria, para empezar, ni a la comunidad BDSM de allí. Y me quedé enamorada de sus rinconcitos. Las gentes del norte tienen fama de acogedores y generosos. No puedo decir lo contrario. Me sentí super cómoda.
Aproveché las fechas, además, para asistir a un evento que se celebraba en el local BDSM Dark Velvet, en Valladolid, me apetecía empaparme de morbo y nada mejor que una fiesta del Spank para hacerlo.
Así que, tras unos días viviendo en Vitoria, que aproveché para ponernos al día KelPa, Enero y yo, y de paso conocer a duke, el sumiso-pet de Kelpa y a sus colegas de morbo (Urtxi... Ya no se me va a olvidar nunca más su nombre, ya leerás por qué), preparamos la mochila y "tiramos pa Valladolid"
Viajamos prontito, KelPa, duke, Ace y yo, luego a la tarde se nos uniría Enero. Habían alquilado el local unas horas antes y tenían planeado sesionar y dar unas nociones básicas de azotes a Ace que quería practicar. así que me ofrecí como spankee (que zorda... jajaja!) para que practicase todo el que quisiera. Lienzo en blanco.
Pasamos por el Mercadona, pillamos cosas para comer, y entramos en el local. Me encantó la ubicación. Un polígono industrial a las afueras de Valladolid, que precisamente, un sábado está completamente vacío y nadie molesta, ni molestan a nadie.
Flipé. Era exactamente como describen en 2364 la mazmorra de José Ángel. Salvo la columna de pirámides afiladas, y el espejo, ah, y el armario de herramientas, aunque sí que había colgadas fustas, floggers y varas por las paredes. Ah, y una lengua de dragón... Me estremecí ligeramente al verlo, recordando mi anterior experiencia en la mazmorra de la Señora Aiguaneu (aquí).
Suelo de tarima imitando madera clara, una barra de bar con banquetes altos, una zona de sofás y asientos tapizados con materiales plásticos, para poderse lavar, y luego, a lo largo de la estancia, desperdigados los diferentes muebles de tortura, potros de varios tipos, jaulas, cruz de San Andrés... No faltaba de nada.
Comimos tranquilamente y tras unos minutos de relax nos pusimos manos a la obra.
- A ver - dijo KelPa- Qué plan tenéis, qué queréis hacer.?
- Ni idea- contesté- no tengo ningún plan. Lo que veáis vosotros. Me presto a lo que surja.
Nos desnudamos y nos sentamos en el suelo mientras él iba abriendo la maleta e iba sacando con dedicación cada elemento y extendiéndolos por el parqué.
En ese momento me enteré que estábamos ahí para dar una pequeña clase teórico-práctica del azote, Cosa que Kelpa hizo magistralmente. He de reconocer que tengo poca base teórica. Amo y yo somos más de tirarnos al barro e ir aprendiendo sobre la marcha, con lo cual me pareció super interesante. Capas de la piel, y como reaccionan a los golpes, zonas de más o menos riesgo... efectos de cada elemento en la piel al golpear. Calentamiento y aguante del cuerpo al precalentar una zona.... me resultó super interesante, la verdad.
Momento de la práctica. Me pide, por favor, que me coloque en el potro, explica las diferentes posturas del cuerpo a la hora de recibir los golpes. No es lo mismo, ni duele de igual manera tener al Spankee con el glúteo relajado (de pie, o apoyando los codos en el potro, por ejemplo) que con el músculo completamente tenso (que es cuando se está de cuclillas). Empieza a palmear mi culo mientras explica cómo colocar la mano y los efectos de cada forma. Le toca el turno a Ace, tras pedirme permiso para tocarme, comprueba de forma práctica lo que va explicando Kelpa, valora cada parte del culo, las zonas con mas o menos grasa, (he de reconocer con orgullo que tener un culo tan grande me permite tener mucha más capacidad de azotes). Las zonas prohibidas (riñones, corvas, caderas...).
Me dan las gracias y me voy a sentar al suelo, KelPa, tan atento como no existe nadie, me trae un gran cojín cuadrado para que esté mas cómoda. Le toca el turno a duke, se coloca en otro potro y empiezan Kelpa y Ace a practicar con el flogger en el culo del pet, Intensidades (del 1 al 10), colores (azul, verde, amarillo, y rojo) como forma de informar al spanker los niveles de dolor. Me gustó observar. Ver a otras personas sus rutinas en las sesiones me aporta mucho. Además, me di cuenta de que los Doms tienen que fijarse en las reacciones del cuerpo del sumi. Muchas veces dan más información que las propias palabras, y observé además, que particularmente duke da muchísima información con el cuerpo. También me gustó ver cómo gestiona el dolor. A mí me da por llorar, en cambio a él le salían unos gruñidos super curiosos. Luego me contó que, al ser pet, esos gruñidos le ayudan enormemente a encontrar su esencia primal. Me pareció una pasada. Cómo cada uno va adaptando sus morbos ante los mismos estímulos.
Estuvieron bastante tiempo, tanto que ya se le notaba el dolor y el cansancio. Le pido un segundo de atención a Kelpa y cuando se acerca a mí le sugiero que si ve que su sumiso necesita un descanso me ofrezco para sustituirlo. Me dice, no. Espera, que él mismo lo exprese.
Tras unos minutos más es mi turno de nuevo, bien! esta vez sobre intensidades y números. Empezó con golpes suaves. Explicando la importancia de la comunicación entre ambos.
Fue pasando de herramienta en herramienta, desde mi nivel cero de dolor (hola buenos días, yo pasaba por aquí...) a cuatro, seis... cinco... hasta que uno de los golpes llegué a mi ocho. Intenso, picante, super gustoso. Seguimos un rato largo. Luego practicó Ace con varias herramientas. Le iba explicando los efectos de cada herramienta. De hecho, ocurre que una de ellas, la pala de cuero dura de dos colas, da el impacto más fuerte en las puntas que en el cuerpo, lo que hace que el impacto más duro me llegue casi a la cadera cuando golpea al centro del culo. Picaba bastante, por cierto. Muy recomendable. Yo le comenté los diferentes tipos de dolor que siento, desde el picante, al contundente, agudo, lacerante, como de pinchazo, de calor...
Cuando Ace pensó que ya tenía bastante práctica tomó el relevo KelPa.
He de decir que a pesar de no haber sesionado nunca juntos, ambos sabemos mucho sobre el otro de tantísimas conversaciones que hemos tenido, y de los intercambios de lectura de nuestros respectivos diarios, lo cual fue una tremenda ventaja, puesto que pude dejarme llevar sin problema.
Alternando intensidades, ochos, nueves y algún que otro diez, acabó por sacarme a golpes un par de orgasmos brutales entre lágrimas y aullidos...
En cuanto me relajé fui consciente que los otros dos compañeros estaban mirando, lógico, estábamos solos los cuatro, no había otra! Me morí de la vergüenza.
- Perdón... jeje...
- Nada! ha sido maravilloso.
El pobre kelPa estaba sudando del esfuerzo. Le pedí perdón también... y le di las gracias. Tardaría unas horas en dejar de notar los latigazos en el culo. Aún hoy sigo con dos grandes moratones negros en las nalgas.
Tras el juego, teníamos todavía unas horas para recoger todo, desinfectar y dejar limpio el local. A las diez empezaba el evento. Mientras íbamos recogiendo Ace de pie, pensativo dice en voz alta:
- Puedo daros un abrazo?
- Pues claro!!!
- Quiero agradeceros la experiencia.
Nos agarramos los cuatro en una piña y nos dimos todos las gracias por el rato tan chulo que habíamos pasado. Vamos a recoger! Que nos pilla el toro!!
Yo que me había traído mi corsé negro, mis zapatos nuevos, y el maquillaje para estar deslumbrante... después del rato que acabamos de pasar me dije... paaaaso de liarme. Me dejo lo que tengo, que al cabo es negro (había código de vestimenta) y me quedo descalza, que me encanta.
Mierda, el collar de perra se quedó en Vitoria. Por suerte Enero aun no había salido de casa y me lo pudo traer más tarde.
Una hora antes del inicio llegaron los anfitriones de la fiesta. KelPa me comentó que en realidad montaron ellos el local, pero son en total unos 40 miembros, que tras hacer numerosos munchs (quedadas sin protocolo de charlas y de intercambio de morbos) acabaron decidiendo crear un local propio. Me parece una idea maravillosa. Todas las iniciativas de este tipo me resultan de una valentía tremenda. Les deseo todo lo mejor. (el enlace a su página aquí)
Jo, todo lo lanzada que soy en distancias cortas se va a tomar por saco en cuanto me encuentro rodeada de gente... Me encantaría ser como KelPa. Hablando con todo el mundo, riendo y gastando bromas... Me da envidia. Me quedé sentada con mi coca cola un buen rato. De vez en cuando alguien me daba conversación... y ahí me sentía más cómoda, pero en seguida se pasaba. Agradecía infinito cuando alguien de mi grupito me comentaba algo. Pero de los cuatro, tres éramos introvertidos. Vaya tela, jajaja!
De pronto, en un momento de la tarde veo a mi lado un sumiso con el collar que reconocí de Kelpa con unas mallas de cuerpo entre morados, y azules, un arnés de pecho y una máscara de perro. Coño! duke! Aluciné con el cambio de vestimenta. Le quedaba super bien! y esa máscara... me enamoró completamente, y encima la máscara también era morada, mi color favorito.
Me quedé con ganas de saber más cosas de su fetiche, no conozco a ningún pet. Me pareció fascinante.
De vez en cuando se perdían KelPa y su sumiso para jugar en los potros, al igual que otras parejas. Cada uno dando rienda suelta a sus juguetes de castigo. Me propuso también a mí si quería recibir una dosis más de lo de aquella tarde, pero preferí no hacerlo. Entre tanta gente no me siento cómoda y ya tuve mi dosis de dolor en aquel día. Se lo agradecí, por supuesto.
La noche fue pasando, la música amenizaba las conversaciones y conocí a gente super maja. Al final me lo paso bien, siempre acabo charlando con gente curiosa y morbosa como yo. Como el caso de xena, una esclava que me cautivó por el aguante. Me enseñó fotos de una sesión de látigo. Me morí de la envidia, tenía espalda y culo llenos de cortecitos. Un trabajo impecable, la verdad. También entablé conversación con Vlad, que traía una maravilla de herramientas y me fue enseñando.
De pronto veo al fondo a KelPa recogiendo molesto su material. Qué lechugas habrá pasado. Más tarde me comenta lo ocurrido y me parece relevante comentarlo por este canal, porque pasa más de lo habitual y no debería.
Cuando una persona está probando un flogger, una vara, o lo que sea y tú ves que no lo está haciendo correctamente, de base te quedas quieto y no opinas, pero si quisieras hacerlo, lo correcto es acercarse y comentarle educadamente si le importa recibir un consejo, o una puntualización. Y lo que ocurrió fue que KelPa estaba explicando a enero como dar los golpes con un flogger, y de pronto vino otro dom y le quitó la herramienta a enero de la mano para explicarle también la mejor forma de hacerlo.
Con razón se molestó y dejó de sesionar. Se acabó el juego. Lo malo fue que el daño colateral, duke, se quedó sin sus adorados azotes. Afortunadamente, tras el incidente y a medida que los invitados iban despidiéndose y desapareciendo, y ya con menos gente en la mazmorra, el pet recibió con creces su sesión con su Amo que tanto necesitaba. Por cierto, nos juntamos Ace y yo cerquita para disfrutar en primera línea de la sesión. Super placentero, he de decir. Un gusto ver sesionar y disfrutar entre amigos.
A eso de las tres de la madrugada decidimos marchar nosotros también. Dormimos en un motel cercano, y al día siguiente, tras comer en una super pizzería en el centro de Valladolid, los cuatro, ya convertidos en amigos de morbo, volvimos a Vitoria.
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